La deportación de inmigrantes indocumentados que vivían en Estados Unidos (es decir, no estaban entrando por la frontera y les interceptaron, sino que ya estaban dentro y fueron arrestados) se ha disparado desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, según el informe del Servicio de Inmigración y Control de Fronteras (ICE, en sus siglas en inglés) correspondiente a 2017.
Entre enero y septiembre se expulsó a 61.094 inmigrantes a consecuencia de redadas de ICE, un 37% más que en el mismo periodo del año anterior. Sin embargo, la cifra total de deportaciones ha caído. ¿Cómo se explica? Porque el número de inmigrantes interceptados en la frontera cuando trataban de entrar ilegalmente al país ha bajado desde la llegada de Trump a la Casa Blanca, presumiblemente porque son menos los que lo intentan.
Así, la cifra de inmigrantes devueltos en la frontera bajó de 174.923 en el año fiscal de 2016 (de octubre de 2015 a septiembre de 2016) a 144.516 el año fiscal de 2017. Y la cifra total, sumando a los deportados arrestados ya dentro del país, descendió de 240.255 a 226.119.
En opinión de ICE, estas cifras demuestran “el efecto disuasorio que tiene hacer cumplir la ley en el interior del país”; en otras palabras, expulsar a más inmigrantes indocumentados cuando ya están asentados en Estados Unidos haría que menos intenten entrar ilegalmente.
La mayor parte de inmigrantes deportados siguen siendo mexicanos, aunque el porcentaje sobre el total ha descendido: fueron 149.821 el año pasado (el 62%), y 128.765 este año (el 57%). Por detrás se sitúan Guatemala (33.570 deportados, prácticamente la misma cifra que el año anterior), Honduras (22.381, una cifra ligeramente superior a 2016), y El Salvador (18.838). Se han disparado la deportaciones de ciudadanos de Haití: si en 2016 fueron 310, este año han sido 5.578.