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Staicy, la niña doblemente invisible

Una historia- entre miles- de lo que sucede al no existir legalmente.

Noticias Telemundo Investiga recibió en la noche del primero de Octubre de 2018 el News and Documentary Emmy® Award en la categoría de Outstanding Investigative Journalism in Spanish por este reportaje de Edgar Muñoz que fue emitido en su día como parte de la programación de Noticias Telemundo. 

El siguiente es un pasaje del libro Los Nadien (2017) de Edgar Muñoz, en el que expone los casos de migrantes que, como miles más en Estados Unidos, no existen legalmente ya que no tienen una partida de nacimiento y ningún país les reconoce la identidad.  

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Kelyn Morales dejó su casa el 10 de mayo del 2015, cuando en Centroamérica y México se festeja con especial cariño el Día de las Madres. Con la bendición de ser mamá y una enorme panza que mostraba su embarazo de ocho meses y medio, Kelyn abandonó San Pedro Sula acompañada de Julián. 

Kelyn creía que su embarazo la blindaba ante cualquier abuso sexual o vejación. Estaba convencida de que por su condición no sería blanco de un ataque. Sin embargo, Marlen, la mamá de Kelyn, sabía que en el largo camino del migrante por México todo puede suceder y nadie tiene inmunidad. Por eso, le envió un “ángel guardián”. 

Marlen contrató a una mujer, a quien le decían Alma, para que guiara a Kelyn por el peligroso camino de Honduras a Estados Unidos. Alma era su acompañante, sabía por dónde ir, qué autobuses tomar y sortear los puestos de control migratorios. Alma era una traficante de migrantes —una “coyote”— que cobró cientos de dólares para llevar a Kelyn a Texas. 

El camino por México fue difícil y lento, pero sin complicaciones. Los largos recorridos en autobús impacientaban al pequeño Julián, que lloraba o corría por los pasillos de los diversos vehículos por donde viajaron.

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Kelyn y su hijo estaban cansados y tenían hambre. Frente a la pesadilla que cientos de migrantes viven a diario en esta ruta, ellos tuvieron suerte. Alma, su “ángel guardián”, también ayudó para que ningún agente del Instituto Nacional de Migración de México revisara sus documentos. Kelyn me asegura que Alma daba dinero en cada revisión migratoria por Chiapas, Veracruz y Tamaulipas. 

Después de días de viaje, Kelyn, Julián y Alma, llegaron a Tula, al sur de Tamaulipas. Cada vez estaban más cerca de la frontera con Estados Unidos, pero se encontraban agotados. La noche del 20 de mayo, en un hotel de Tula, Kelyn comenzó a sentir contracciones, sentía que el bebé se le empezaba a mover y con tanto salto, creía que le salía la cabecita de su cuerpo. Aunque no había tenido molestias, ni incomodidad en el camino, ahora los dolores eran tan fuertes que estaba por entrar en trabajo de parto. Alma pidió ayuda y la llevó de emergencia con un médico. 

Estaban a menos de 500 kilómetros de Estados Unidos. Esa noche, la ilusión de Kelyn de que su hijo naciera en Texas se desvaneció por completo. 

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En la madrugada del 21 de mayo de 2015, a las 5:30 horas, nació Marlen Madrid Morales, de 7 libras de peso. Kelyn se convertía en mamá por segunda vez, ahora en territorio mexicano. Estaba contenta por dar vida a su hija, pero no era lo que tenía planeado. No había logrado que Marlen Madrid (a quien más tarde su mamá llamaría de cariño “Staicy”) naciera en Estados Unidos y eso la tenía muy triste hasta las lágrimas y con un dolor inmenso en el corazón que la tenía deprimida. Kelyn dudaba sobre su futuro y el de sus pequeños, no sabía si seguir hacia “el norte” era lo mejor, aunque ya estuviera a menos de cinco horas por carretera del río Bravo. 

El parto se había adelantado, quizá por el estrés y los nervios durante el trayecto, o por los 10 días de viaje, lleno de incomodidades y penurias. Los médicos del hospital le dijeron que la presión por llegar a Estados Unidos influyó en que no cumpliera las 40 semanas de embarazo. 

“Decidí seguir y no regresar a Honduras porque ya estaba por llegar a Reynosa. Me iban a cruzar a Estados Unidos. No quise regresar”, me confiesa Kelyn. 

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Aún con las secuelas y el cansancio del parto, emprendió el viaje a Reynosa para intentar cruzar a Estados Unidos. El plan inicial de Alma continúo y en la frontera norte de México estableció contacto con otros traficantes para que se encargaran de pasar a Kelyn y a sus hijos a territorio estadounidense. 

Los traficantes escogieron “El rincón del diablo” (ver mapa abajo) para cruzar a la joven hondureña. Esta zona del río Bravo, que conecta al Valle del Río Grande, en Texas, es una de las rutas más populares para el cruce ilegal de mujeres con niños. A Kelyn la subieron a una lancha inflable con sus dos hijos y con una jovencita de 15 años de edad. Esa noche eran las únicas pasajeras flotando en el río que delimita la frontera internacional entre México y Estados Unidos.

“El lanchero me dijo que me mantuviera callada. Estaba muy fuerte la corriente. El cruce fue muy rápido pero igual de tenebroso, sólo dos minutos duró el trayecto en la lancha. Estaba muy oscuro, me daba mucho temor, no sabía qué tan profundo estaba el agua. El joven me indicó que al llegar a suelo norteamericano caminara cinco minutos y ahí estaba la migra, que los iba a identificar porque son los hombres con uniforme de verde olivo”. 

De nuevo Kelyn tuvo suerte. Había llegado a territorio de Texas sin mayores problemas. 

Desde Texas, la mamá de Kelyn le había dicho a su hija que se entregara a las autoridades de migración después de pisar Estados Unidos. Marlen sabía que las personas que llegan con niños en brazos no permanecen mucho tiempo en una estación migratoria y se les libera de inmediato, aunque las autoridades les colocan un grillete y abren un juicio en el que estudian su situación y analizan si pueden ser acogidas en Estados Unidos.

Lo primero que hizo Kelyn al bajarse de la balsa, ya en territorio estadounidense, fue buscar a los agentes de la patrulla fronteriza. Avanzó en la ruta que le habían marcado y encontró biberones tirados, tenis rotos y muchos moscos. Pensó que todo sería rápido, que vería a los oficiales de inmediato, pero esa noche no había nadie para detenerla. Caminó dos horas por un cerro lleno de piedras y cuesta arriba. Sus zapatos ya estaban cubiertos de barro y le pesaban como si fueran rocas. Era temporada de calor y estaba temerosa de que pudieran encontrar serpientes.

Con el lodo hasta las rodillas, Kelyn, sus hijos y la joven acompañante que había cruzado con ellos el río Bravo, decidieron detenerse y echarse al suelo. Ya no tenían fuerzas para seguir adelante. Para fortuna de Kelyn, la adolescente de tan solo 15 años de edad y cuya identidad hasta ahora no conozco, ni he podido localizar, traía un celular. Ese teléfono fue su salvación. Kelyn logró tener señal y llamó a su mamá para que avisara a los agentes fronterizos sobre su situación y fueran a rescatarlas. Estaban perdidas en el desierto, sin agua ni comida. 

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Encontraron un puente y ahí se quedaron hasta que un helicóptero equipado con visión nocturna las encontró. La aeronave de la Patrulla Fronteriza comenzó a volar en círculos e informó las coordenadas al grupo que rastreaba a los migrantes en tierra. Al lugar llegaron cuatro cuatrimotos. Al ver la condición de salud de Kelyn, sus hijos y su acompañante, los oficiales solicitaron dos camionetas para llevarlas a una estación migratoria. Kelyn, Julián y Staicy lo habían logrado, ya estaban en el sur de Texas, pero sus penas aún no terminaban. 

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La idea de que Kelyn fuera detenida por la Patrulla Fronteriza y después liberada por tener un bebé recién nacido en brazos, parecía un buen plan. Sin embargo, en la realidad todo fue un martirio. 

“Nos tuvieron tres días en una hielera (así le dicen a los centro de detención de inmigrantes, que son una bodega, siempre está fría por el aire acondicionado y donde la mandaron está en McAllen, Texas). A la entrada me dieron un tapete de papel como si fuera camilla para ponerlo en el suelo, eso lo usaba para que, a la hora de dormir, la espalda no pegara directamente con el piso frío. En el lugar donde yo estuve había como 100 personas. Había gente de todas las edades, entre ellos, ancianos y niños, procedentes de México, El Salvador, Guatemala y gran cantidad de chinos. Todos juntos, no había espacio ni para dormir. Algunos inmigrantes dormían encimados, los cuerpos de algunos se recostaban entre las piernas de los otros”, cuenta Kelyn, reviviendo la desesperación de ese momento. 

En la estación migratoria de McAllen, Kelyn cargaba una mochila, donde había puesto ropa y comida de su bebé, pero también los documentos oficiales que certificaban que Marlen Madrid (Staicy) había nacido en el hospital del Seguro Social de Tula, en Tamaulipas. 

“Al salir de la estación migratoria, cuando fui por ropa para la bebé, me dijeron que los papeles, que incluía el documento de alumbramiento, los habían perdido”, asegura Kelyn sobre la desaparición del certificado de nacimiento. 

En el reporte de ingreso a la estación migratoria de McAllen, las autoridades consignaron los datos de Kelyn en Honduras y de Marlen Madrid, de acuerdo con su reporte de nacimiento expedido por el hospital mexicano. Este es un extracto de lo que escribieron sobre la recién nacida en la estación migratoria: 

U.S. Department of Homeland Security Record of Deportable-Inadmisible Alien 

Family Name: Madrid Morales, Marlen

Date of Birth: 05-21-2015

City, Province (State) and Country of Birth: Tula, Tamaulipas, Mexico 

Immigration Record: Negative 

El nombre del agente fronterizo que hizo el informe es Aaron Morehead. Redactó las latitudes y coordenadas exactas donde fueron localizados Kelyn, Julián y Marlen Madrid en Texas. 

Arrest Coordinates: Madrid Morales, Marlen 

Latitude: 26.13558
Longitude: -98.3147

Kelyn pudo conocer estos papeles gracias al proceso que se le abrió en la Corte para pedir asilo en Estados Unidos. El documento que redactaron las autoridades migratorias como “Récord de Deportación” confirmaría que Marlen Madrid Morales nació en México. Los oficiales que hicieron el reporte en la estación migratoria de McAllen se llaman Edna Loya y Jesús Blanco. 

Family Name: Madrid Morales, Marlen

Sex: F.     

Hair: Blk.   

Eyes:  Bro.    

Cmplxn: Med.    

Height: 12.      

Weight: 12.   

Occupation: Laborer 

Scars and Marks- None Visible
At-Near- Hidalgo, TX

Date-Hour- 05-23-2015 0130 

“Ellos sacaron toda esa información de la constancia de nacimiento de mi hija. Ellos no me preguntaron nada. Ellos la tenían y ellos la tiraron”, explica Kelyn. 

-¿Por qué la tirarían a la basura?, le pregunto. 

“No lo sé. Fui después a preguntarles a ver si estaban mis papeles y me dijeron que los habían tirado. Me dijeron: no es nuestro problema y no me dieron más opciones”, dice Kelyn encorvando los hombros. 

Con esa respuesta salió Kelyn del centro migratorio. En ese momento pensó que los documentos los podría recuperar más tarde en el hospital y obtener una copia, pero no sabía a lo que se enfrentaría. 

A su corta edad, Marlen Madrid se convirtió en una protagonista de Los Nadien porque a pesar de los documentos de la estación migratoria de McAllen, que la ubica como nacida en México, no existen constancias ni registros que avalen su nacionalidad. Tres países son parte de su historia de vida —Honduras, México y Estados Unidos— y ninguno la reconoce. 

Edgar Muñoz es corresponsal de Noticias Telemundo y autor de el libro Los Nadien (2017).