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"Hay cuerpos y sangre por todas partes", cuenta un testigo en Las Vegas

"No sabe cómo logró esquivar las balas cuando todo mundo estaba recibiendo disparos a su alrededor”, explica un joven sobre cómo se vivió el tiroteo
Oficiales de la Policía metropolitana de Las Vegas en las cercanías donde esta madrugada un hombre abrió fuego contra los asistentes a un concierto de música country.
Oficiales de la Policía metropolitana de Las Vegas en las cercanías donde esta madrugada un hombre abrió fuego contra los asistentes a un concierto de música country.     REUTERS / REUTERS

“El ruido de Las Vegas opacó los disparos”, explica Miguel Navarro, mexicano de Michoacán que, con 19 años, trabaja de cocinero en el casino The Cosmopolitan de Las Vegas. Durante el tiroteo que el pasado domingo acabó con la vida de 59 personas en esa ciudad del estado de Nevada, Navarro corrió a refugiarse por orden de la policía en un congelador industrial. “Tenía tantos nervios y adrenalina que no sentía frío, aunque me encerré en el refrigerador entre 20 minutos y media hora”, explica a Noticias Telemundo.

Cuando salió al fin (el asesino se había quitado la vida en su habitación del cercano casino Mandalay Bay tras disparar contra una multitud en un concierto de música country), en la cocina del hotel había clientes refugiados. No fue hasta dos horas después que les dejaron salir por la puerta trasera. Las fiestas programadas en el casino se celebraron, y Navarro tuvo que cumplir su horario habitual, hasta la una de la madrugada (el tiroteo fue pasadas las diez de la noche).

Pasaban precisamente las 10.20 PM cuando Abraham Shamai pidió un Uber para regresar a casa tras cenar con su pareja en el restaurante Blue Ribbon, ubicado en The Cosmopolitan. Antes de subir al coche, vio a gente correr por la calle.

“Me tocó ver a una niña que corría con zapatos diferentes (una sandalia y un zapato deportivo), eso me pareció muy raro, además iba hablando por teléfono y no paraba de llorar”, explica a Noticias Telemundo. Fue el chófer quien le indicó lo que había sucedido. “Había mucha la desinformación, en Las Vegas los disparos pueden confundirse con fuegos artificiales”, explica.

A unos metros de distancia, Tyler Jester, de 25 años, aguardaba estacionado en una gasolinera, frente al casino Luxor, a unos metros de distancia del lugar concierto. En el momento del tiroteo, la policía dudó incluso si los disparos venían de ese hotel o del Mandalay Bay. Jester esperaba a una chica para ir a cenar juntos. “Mi amiga subió a mi coche y vimos patrullas dirigirse hacia el festival. No pensé que se tratara de algo malo, hasta que el número de policías se incrementó y aparecieron también ambulancias y helicópteros”, explica a Noticias Telemundo.

Su acompañante (que ha preferido no ser entrevistada) recibió una llamada de un grupo de personas que aún se encontraban en el concierto, según cuenta Jester. “Cuando contestó el teléfono, sus amigos estaban gritando y llorando, había mucho ruido y era difícil entenderlos. Dijeron: ‘Hay cuerpos y sangre por todas partes”. Fue poco después cuando un agente de policía le pidió que saliera de allí: “Me dijo que me alejara porque la gente estaba siendo asesinada”.

“Estaba en shock, era muy aterrador y no sabíamos qué hacer. Siempre llevo una pistola en mi auto, la tomé y la tuve conmigo. No dormí en toda la noche por el ruido de las sirenas de las ambulancias”, explica el joven.

Al día siguiente, mientras hablaba con Noticias Telemundo por teléfono, recibió un mensaje de una amiga, Chy Sloan: “Dice que se cayó y que aún no puede sentir su mano. No sabe cómo logró esquivar las balas cuando todo mundo estaba recibiendo disparos a su alrededor”.