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Trump responde a republicanos que criticaron su tibieza sobre racismo

El presidente arremetió hoy contra dos senadores de su propio partido después de que ambos criticaran su tibia respuesta ante los episodios de violencia racista en Charlottesville

NUEVA YORK (AP) — Los republicanos más influyentes de Estados Unidos han respondido a las extraordinarias palabras del presidente, Donald Trump, sobre los supremacistas blancos. Pero pocos han mencionado al presidente.

Quien sí lo nombró fue el senador republicano de Carolina del Sur Lindsey Graham: el presidente, dijo, “volvió a dar un paso atrás al sugerir que hay un equivalente moral entre los neonazis supremacistas y miembros del KKK que asistieron a la marcha en Charlottesville” y la gente que se manifestaba en su contra.

“Muchos republicanos no están de acuerdo y pelearán contra la idea de que el partido de Lincoln saca una alfombra de bienvenida para los David Duke del mundo”, añadió Graham, aludiendo a un exlíder del Ku Klux Klan.

Trump replicó en tuit que “Lindsey Graham en busca de publicidad afirmó falsamente que yo dije que hay una equivalencia moral entre el KKK, neonazis, supremacistas blancos y la gente como Ms. Heyer”, en alusión a Heather Heyer, la mujer que murió atropellada por un auto que arremetió contra la multitud.

“Qué mentira repugnante”, dijo Trump. Graham “no puede olvidar la paliza que sufrió en las elecciones. El pueblo de Carolina del Sur recordará”.

En otro tuit, Trump acusó a “las noticias falsas” de distorsionar “lo que digo sobre odio, prejuicios, etc. ¡Vergüenza!”

El republicano de mayor jerarquía en el Senado, el líder de la mayoría Mitch McConnell, condenó “el odio y la intolerancia”. El presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, afirmó que “la supremacía blanca es repulsiva”. Ninguno criticó las afirmaciones del presidente sobre que hay “gente muy buena en ambos bandos” tras los violentos enfrentamientos del fin de semana pasado entre supremacistas blancos y manifestantes contrarios.

Esas declaraciones con matices reflejan la delicada posición de la cúpula del partido. Pocos republicanos en puestos importantes han defendido al presidente en la creciente crisis política. Y sin embargo, están poco dispuestos a declarar una guerra abierta contra Trump y arriesgarse a alienar a sus seguidores leales.

Conforme se prepara el terreno para las elecciones parlamentarias de media legislatura en 2018, el debate sobre las palabras de Trump parece estar dominando las primarias republicanas.

Puede que la tasa general de aprobación de Trump sea desastrosa, pero se espera que un pequeño grupo de seguidores incondicionales juegue un papel clave en los comicios del año que viene, en los que estará en juego el control de Partido Republicano en el Congreso. Esos seguidores han elogiado la respuesta del presidente a la violencia en Charlottesville, Virginia, en la que murió una persona y muchas resultaron heridas.

“Hay racismo en las dos facciones, en los dos bandos”, dijo el expresidente del Partido Republicano de Nueva Hampshire, Jack Kimball. “Trump no tiene nada de culpa aquí. Ninguna”.


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Además, los líderes republicanos necesitan al presidente. Confían en trabajar con él para aprobar leyes importantes sobre infraestructura, impuestos y atención sanitaria para demostrar a sus votantes que su partido puede gobernar.

Esa delicada relación explica las prudentes declaraciones del miércoles de republicanos influyentes como McConnell.

“Todos tenemos una responsabilidad de alzarnos contra el odio y la violencia, siempre que alce su maligna cabeza”, dijo McConnell en un comunicado, señalando que se estaba planeando una marcha de supremacistas blancas en su estado, Kentucky.

“Sus mensajes de odio e intolerancia no son bienvenidos en Kentucky y no deben ser bienvenidos en ningún lugar de Estados Unidos”, añadió.

Los expresidentes republicanos George H.W y George W. Bush, que no suelen opinar sobre política actual, publicaron un comunicado conjunto que también evitó criticar a Trump.

“Estados Unidos siempre debe rechazar la intolerancia racial, el antisemitismo y el odio en todas sus formas”, indicaron.

El baile político frustró al menos a un miembro del consejo de diversidad de Trump, el director general de la Cámara de Comercio Hispana de Estados Unidos, Javier Palomarez, que describió la respuesta de Trump como “un fracaso monumental en liderazgo”.

Palomarez criticó a los que denunciaban el racismo en términos generales sin mencionar al presidente.

“Eso es un signo de debilidad, y no creo que el pueblo estadounidense y el Partido Republicano vayan a olvidarlo”, dijo Palomarez, que señaló que permanecería en el consejo de diversidad de Trump “por ahora”.

Sin embargo, los seguidores de Trump en estados clave están preparados para luchar por su líder. Y hay indicios de que la división entre sus incondicionales y los republicanos tradicionales ya está dando forma al paisaje político de media legislatura.

“Siempre hemos tenido estos republicanos débiles y asustadizos en D.C. Siempre se están orinando en los pantalones”, dijo Corey Stewart, excolaborador de Trump, que aspira al Senado y ya ha lanzado su campaña para las primarias en Virginia.

Muchos se apresuraron a culpar a los medios por los problemas de Trump.

“No hace falta un genio para darse cuenta de que los medios progresistas no son seguidores del presidente Trump”, dijo el presidente de campaña de Trump en Alabama, Perry Hooper, alegando que la investigación sobre Rusia se ha visto impulsada por la obsesión de los medios. “Ahora intentan mostrarle como una especie de racista. Es ridículo. No tiene ni un pelo de racista”, añadió.

El republicano de Nevada Danny Tarkanian, que desafía en las primarias al senador republicano Dean Heller, dijo que los que critican la reacción de Trump a la marcha supremacista se están centrando en “nimiedades”.

“Quedó claro que los medios se esforzaron para encontrar fallos en su declaración”, dijo Tarkanian.

Heller, considerado como uno de los republicanos en mayor riesgo de perder su puesto en las elecciones de 2018, publicó el martes por la noche un breve comunicado que no criticaba al presidente: “No hay defensa ni justificación para la maldad en la forma de supremacistas blancos y nazis. Ninguna”, escribió en Twitter.

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El periodista de AP Bill Barrow, en Atlanta, contribuyó a este despacho.