David y Elizabeth Weinlick se casaron sin conocerse, se enamoraron a lo largo de dos décadas de matrimonio, y ahora la tragedia está a punto de separarles.
Dijeron “Sí, quiero” ante miles de personas en el centro comercial más grande del país, en Minnesota. Habían llegado hasta allí por recomendación de familiares y amigos, a los que David había pedido que le encontraran la esposa perfecta. Ahora, 19 años y cuatro hijos después, tiene claro que Elizabeth lo era.
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Todo comenzó con una broma: David le dijo a familiares y amigos que se iba a casar el 13 de junio de 1998, le daba lo mismo con quién. Así que, según se fue acercando la fecha, éstos le empezaron a ayudar a encontrar una mujer con la que cumplir su promesa.
Grabaron un anuncio, hicieron incontables entrevistas en televisión, y se pusieron en contacto con cientos de mujeres a las que frieron a preguntas. Al final se quedaron con dos docenas, y terminaron por elegir a Elizabeth: la pareja se casó en el Mall of America después de haberse visto sólo dos veces y muy brevemente.
David Weinlick, rodeado de candidatas a esposa en junio de 1998. / AP
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“Fue una boda espectáculo, pero ha sido un matrimonio espectacular”, explica David, que, como su esposa, tiene ahora 47 años.
El pasado mes de marzo, a David le diagnosticaron un cáncer de colon terminal e imposible de operar, que ya se había extendido al hígado. Su mujer dejó su trabajo como enfermera para cuidarle. “Básicamente, nuestro romance de cuento de hadas se va a acabar décadas antes”, explica Elizabeth.
“Esperamos tener a Dave por un año más, tendremos suerte si es así”, añade.
El próximo viernes volverán al mismo sitio en el que se casaron a renovar sus votos, y de paso recaudar fondos para la Fundación Angel, que les ha ayudado financieramente. Tienen previsto celebrar además reuniones familiares y con ex alumnos de su escuela primaria, leer libros y ver un capítulo tras otro de la serie televisiva El ala oeste.
“Los amigos de papá eligieron a mamá porque era la más guapa ese día”, bromean sus hijos. Casi 7.000 días después, sigue siéndolo.
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