La Casa Blanca está valorando una medida que ampliaría de forma drástica la capacidad del Departamento de Seguridad Nacional para deportar a inmigrantes indocumentados, según informa este viernes el diario The Washington Post.
Desde 2004, el Departamento tiene autorización para saltarse las cortes de inmigración en los casos de personas que llevan menos de dos semanas en el país y que han sido detenidas en un radio de 100 millas de la frontera. La nueva medida ampliaría esas deportaciones en caliente (al margen de la justicia) a todos aquellos que no puedan probar haber residido durante más de 90 días en el país, según un documento al que ha accedido el citado diario.
Esta nueva política, que no requeriría de la aprobación del Congreso, ha sido examinada dentro de la Casa Blanca durante el mes de mayo y ahora está siendo revisada por el Departamento de Seguridad Nacional, según el diario.
El Congreso autorizó en 1996 las deportaciones expeditas para aquellos inmigrantes que no pudieran probar que llevaban más de dos años en el país. Sin embargo, esos poderes se usaron casi en exclusiva para devolver en caliente a los que acababan de cruzar la frontera. En 2004, la Administración republicana de George W. Bush oficializó esa restricción mediante unas instrucciones que siguen en vigor y que son las que el Gobierno de Donald Trump estudia cambiar.
Las deportaciones en caliente se han incrementado en los últimos años, pasando de 50.000 en 2004 a 193.000 en 2013, según cifras del Consejo Americano de Inmigración citadas por el diario. Esa última cifra supuso el 44% del total de deportaciones en ese año.