IE 11 is not supported. For an optimal experience visit our site on another browser.

EEUU gastó 28 millones de dólares en uniformes de camuflaje inapropiados para Afganistán

Un informe explica por qué el diseño de los uniformes es inapropiados para el país desértico y montañoso.

Durante la última década, el Pentágono autorizó un diseño de uniformes aparentemente inadecuado para los soldados afganos, que ha costado a los contribuyentes estadounidenses hasta 28 millones de dólares, dijo el miércoles un organismo de control del gobierno de Afganistán.

Se trata de un uniforme con un patrón de camuflaje que "puede ser inapropiado", dijo el Inspector General Especial para la Reconstrucción de Afganistán, o SIGAR, en un informe de 17 páginas.

Relacionado: Siete soldados de EEUU heridos en "ataque interno" en Afganistán

¿Por qué diseño de camuflaje -apropiado para un bosque- no encaja en el país? Afganistán es principalmente desierto, y los bosques representan sólo el 2,1 por ciento del paisaje de la nación, según el Banco Mundial.

El reporte cita a Timothy O'Neill, consultor de camuflaje y oficial retirado del Ejército tras 25 años, quien señaló por qué un diseño adecuado es importante: "Los diseños del desierto no funcionan bien en las zonas boscosas y los patrones forestales tienen un desempeño pobre en el desierto".

Pero la elección del diseño no ha sido el único problema, según SIGAR:

"El gobierno de Estados Unidos ya tenía derecho a múltiples patrones uniformes que no estaban en uso por parte de las fuerzas estadounidenses, que podrían haber sido utilizadas por el Ejército Nacional Afgano sin costo alguno y que podrían haber sido igualmente efectivos en el medio ambiente afgano".

Relacionado: Así quedó el sitio donde EEUU arrojó la “madre de todas las bombas" en Afganistán

La decisión de usar el patrón de camuflaje forestal no gubernamental se produjo después de que funcionarios estadounidenses en 2007 encontraron diseños en Internet de una compañía llamada HyperStealth y los mostraron al ministro de Defensa Abdul Rahim Wardak. A él “le gustó lo que vio, los bosques, los patrones urbanos y moderados”.

Tres meses más tarde, los afganos se decidieron por el diseño apropiado para el bosque.

Como parte de su revisión, SIGAR dijo que el Departamento de Defensa ha gastado $ 93 millones en uniformes para soldados desde 2007. Compraron más de 1.3 millones de uniformes y 88.000 pares adicionales de pantalones con el patrón forestal sin "determinar la efectividad del patrón en Afganistán en comparación con otros patrones disponibles".

Se usaron cremalleras en lugar de botones para las camisas, capuchas y lazo, y más bolsillos, lo cual aumentó los costos, dijo SIGAR.

La decisión de ir con ese estilo en particular en lugar de uno ya disponible le costó al gobierno de Estados Unidos costaría un extra de $ 26 a $ 28 millones de dólares.

"Ni el Departamento de Defensa ni el gobierno afgano saben si el uniforme es apropiado para el ambiente afgano, o si realmente obstaculiza sus operaciones proporcionando un objetivo más claramente visible al enemigo", añadió SIGAR.

El SIGAR compartió un borrador de su informe al Pentágono en mayo, y dijo que tras discusiones subsecuentes, los funcionarios del Departamento de Defensa "expresaron su acuerdo general con el contenido del proyecto de informe".

Esos funcionarios agregaron que realizarían un análisis costo-beneficio y trabajarían con el Ministerio de Defensa afgano, agregó SIGAR.

El informe indicó que si se cambiaban los uniformes afganos para incluir un patrón que no es propiedad de una compañía privada, se ahorraría a los contribuyentes entre $ 68 millones y $ 72 millones de dólares en los próximos 10 años.

El Congreso ha destinado miles de millones de dólares para ayudar a Afganistán a entrenar y equipar adecuadamente a su ejército, pero SIGAR ha notado a lo largo de los años el potencial de pérdida de dinero y decisiones que podrían haberse evitado.

Entre algunas de las decisiones más controversiales estuvo la de gastar 486 millones de dólares en aviones "deathtrap" que luego fueron vendidos como chatarra por un total de $ 32,000 dólares; $ 335 millones en una planta de energía que usó sólo el 1 por ciento de su capacidad y $ 34,4 millones en un programa de soja para un país que no suele comer o cultivar soja.

John Sopko, el inspector general especial, dijo a NBC News el año pasado que la debacle del avión en particular "fue un fracaso total".