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El viacrucis de las madres de los deportados

Madres mexicanas y estadounidenses se congregaron hoy a ambos lados de la frontera en Nogales, para compartir sus historias

Madres mexicanas y estadounidenses se congregaron hoy a ambos lados de la franja fronteriza en Nogales, que separa Arizona (EE.UU.) y Sonora (México), para compartir sus historias y experiencias y enviar un mensaje de unidad y solidaridad frente a las políticas migratorias que separan familias.

“El muro fronterizo no solo separa a nuestros países, sino también a nuestras comunidades y a nuestras familias”, manifestó a Efe la mexicana Margarita Ramírez, una madre que hace dos años fuera deportada de Estados Unidos.

Ramírez reside ahora en Nogales, Sonora (México) y tiene que conformarse con ver sus dos hijos mayores, que estudian en secundaria, a través de los barrotes del muro fronterizo.

“Solo pueden venir a verme los fines de semana, la separación ha sido muy difícil para nosotros”, reclamó.


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“Estas familias inmigrantes son parte de nuestras comunidades, son nuestros amigos, van con nosotros a la iglesia, en vez de perseguirlos el Gobierno debería establecer un camino para que puedan regular su estatus migratorio”, enfatizó.

Ramírez, a su vez, aseguró que actualmente existe mucho temor en México ante las duras medidas migratorias establecidas por la Administración de Trump.

Indicó que muchos inmigrantes temen que si son arrestados tratando de reingresar a Estados Unidos de manera ilegal serán encarcelados, mientras otros temen perder la fuente económica que representa el dinero que sus familiares envían desde Estados Unidos.

“El muro fronterizo representa para muchos el dolor de la separación”, aseveró Ramírez.

De su parte, la mexicana Juanita González dijo estar muy agradecida con las madres que llegaron hasta la frontera para demostrar su solidaridad y dar mensajes de apoyo.

“Ambos Nogales han sido ciudades hermanas por muchos años y a pesar del muro fronterizo seguimos siendo una sola comunidad, lo que pasa de un lado afecta al otro”, aseguró.

La madre de cuatro hijos, tiene 15 años viviendo en la zona fronteriza y ha sido testigo de la paulatina militarización de la frontera.

“No importa que tan alto construyan el muro fronterizo, los inmigrantes siempre encontrarán la forma de cruzar”, confesó.

En todo su encuentro conversando o entonando canciones comunes, el grupo de madres estuvo bajo las miradas de agentes de la Patrulla Fronteriza.