* el proyecto atiende recién nacidos, hijos de madres que están pasando por algún tratamiento contra su adicción a las drogas.
* el síndrome de abstinencia neonatal, o nas, que provoca que a menudo experimenten espasmos y temblores.
“esto es algo que necesitaba hacer, y es lo más maravilloso que he hecho”. estas son las palabras de pam turcotte, una señora que se ha vinculado como reclutadora en el boston medical center, en un proyecto que busca atender a base de calor humano y de amor a aquellos recién nacidos, hijos de madres que están pasando por algún tratamiento contra su adicción a las drogas.
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muchos de estos bebitos a los que turcotte y otras voluntarias les estuvieron cantando villancicos durante la reciente navidad, padecen del síndrome de abstinencia neonatal, o nas, que provoca que a menudo experimenten espasmos y temblores, así como dificultad para alimentarse y para dormir.
"sólo necesitan de alguien que los sostenga y que los ame y los ayude a pasar por eso”, enfatiza turcotte, quien se inscribió en este programa de voluntariado tan pronto como se enteró, pues su nieto nació con nas y ella sabe muy bien de qué manera puede ayudar.
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“los sientes tranquilos” -insiste.
se trata, en dos palabras, de darle calor a las víctimas más jóvenes de una epidemia que ha afectado a todos los rincones del país. incluso cuando las madres buscan tratamiento para sus adicciones temprano en el embarazo, por lo general se les pide que prosigan con la metadona, un fármaco, para minimizar el riesgo de aborto involuntario.
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esta es la esencia del programa calm, llevado a cabo por el boston medical center, que recluta asistentes que trabajan en la reducción del estrés materno e infantil. si bien muchos de estos bebés reciben dosis muy pequeñas de metadona para aliviar sus síntomas, el calm pone el énfasis en la atención no farmacológica para estos recién nacidos. y este tratamiento empieza con el contacto piel a piel.
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“se sienten calmados solo por el hecho de que alguien los arrulla”, aseguró la pediatra elisha wachman, quien dirige el programa calm, tras haber estudiado el fenómeno del nas en la universidad de boston.
este proyecto tiene como antecedente una iniciativa realizada en los años 80 y 90 para atender a los bebés nacidos de madres dependientes al crack, y poco a poco se ha ido extendiendo a otros puntos del país.
en el hospital magee para mujeres del centro médico de la universidad de pittsburgh, el programa voluntario de asistentes para recién nacidos con nas está en su mejor momento: hasta más de 200 voluntarios potenciales han tenido que aguardar en una lista de espera.
"esto es positivo tanto como apoyo emocional a los padres, como para proveer esas medidas tranquilizadoras y reconfortantes a los bebés", apunta maribeth mclaughlin, vicepresidenta de operaciones del hospital. su programa, ya con diez años, posee alrededor de 35 asistentes voluntarios de guardia.
cada voluntario del programa de bmc pasa dos horas con un bebé con características básicas del síntoma de abstinencia. su misión en sencilla pero vital: los mecen, les cantan, los tranquilizan.
y hasta ahora los resultados se muestran alentadores.
"hemos sido capaces de bajar nuestras tasas de tratamiento con medicamentos en un 40%", se congratula wachman.
y en paralelo, programas como este también pueden ahorrarles mucho dinero a los hospitales. teniendo en cuenta que el costo diario para este tipo de bebé es de cerca de 2,100 dólares en el centro médico de boston, deducimos que, si se llega a reducir a la mitad la estancia de los cerca de 120 menores al año, se estarían ahorrando unos dos millones de dólares en ese periodo.
pero lo más importante sigue siendo el calor desinteresado que estas frágiles víctimas reciben a diario, algo que seguramente los hará más fuerte ante los retos que la vida les pondrá por delante.