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Un año sombrío para el “Triángulo de la Muerte” de Centroamérica

El promedio de homicidios en esa zona superó los 60 por cada 100 mil habitantes en 2015 en El Salvador, Guatemala y Honduras

Los países que conforman el llamado Triángulo Norte de Centroamérica cierran el 2016 con una sombría marca, la de la región más violenta y peligrosa del planeta, según Naciones Unidas.

La zona, integrada por Guatemala, Honduras y El Salvador, ha sido calificada como el Triángulo de la Muerte y posee actualmente las mayores tasas de homicidios del mundo en regiones sin conflicto armado.

Será delito negociar con las pantillas en El Salvador

El incremento de la criminalidad tiene su origen en el acoso de las pandillas rivales Mara Salvatrucha y Barrio 18, que imponen desde hace décadas el imperio del miedo en esas naciones centroamericanas; a lo que se le suma su integración reciente –según diversos especialistas- a redes del narcotráfico mexicano y del crimen organizado.

Los números de la violencia son elocuentes. El promedio de homicidios en esa zona superó los 60 por cada 100 mil habitantes en 2015 y, aunque no se tienen números conclusivos del año que termina, la previsión no es alentadora.

Arrestan a un pastor evangélico en operativo contra las pandillas

Sólo en El Salvador ocurrieron 23 muertes diarias en el primer trimestre de 2016, superando el promedio de 18 por día de 2015, cuando al menos 5.680 personas fueron asesinadas en ese país.

Recientemente el grupo de datos Verisk Maplecroft clasificó a Guatemala como el país con más alto índice de criminalidad de América Latina en 2016 y el segundo del mundo después de Afganistán.

Los ataques armados al transporte público y privado forman parte de la vida cotidiana, así como los asesinatos de comerciantes, empresarios, choferes de autobuses y todo aquel que se niega a pagar las extorsiones exigidas por las bandas.

En la tercera posición de ese ranking del peligro se ubica México, mientras Honduras y El Salvador ocupan el quinto y octavo lugar respectivamente, rezagados por Iraq y Siria, países sumergidos en conflictos bélicos.

Fuerza tripartita

Precisamente para combatir a las pandillas y al narcotráfico, en noviembre pasado los mandatarios de Honduras, Salvador y Guatemala presentaron la Fuerza de Tarea Trinacional.

Militares, policías y expertos en inteligencia de los tres países integrarán un aparato que será desplegado a través de las fronteras para realizar operaciones coordinadas de seguridad, intercambiar datos y hacer entrega rápida de detenidos, además de constituir unidades especiales de "alto nivel de seguridad".

EE.UU. prometió respaldar la acción con US$750 millones. Sin embargo, está por ver si el presidente electo Donald Trump mantendrá el compromiso.

Para frenar la violencia Honduras militarizó este año la seguridad en varios colegios secundarios. Soldados con armas largas realizan rondas en las escuelas contra el comercio de drogas y el acecho de las bandas para reclutar jóvenes, además de reforzar la seguridad frente a las frecuentes trifulcas entre pandillas.

Por su parte, El Salvador aprobó medidas de excepción en sus prisiones, en un intento por aislar a los cabecillas de las bandas que detrás de las rejas logran dirigir los operativos criminales.

Las cárceles salvadoreñas están entre las peores del mundo y funcionan como centros de coordinación y reclutamiento de miembros. Se estima que Barrio 18 cuenta con más de 70.000 miembros en El Salvador, cerca de 10.000 de ellos encarcelados. Los salvatruchas suman una cifra similar y en su mayoría operan en el Triángulo Norte y México.

Huyendo de la violencia hacia EEUU

Según Sergio Maydeu-Olivares, analista en conflictos armados, violencia y desarrollo del Barcelona Centre for International Affairs, el terror impuesto por las maras es un factor más que empuja la inmigración de centroamericanos hacia los EE.UU.

En octubre, 46.195 personas fueron detenidas, en comparación con 39.501 en septiembre y 37.048 en agosto, el Secretario de Seguridad Nacional Jeh Johnson anunció este mes.

Eso representa un aumento del 25 por ciento en tres meses e incluye un aumento de los niños no acompañados y los solicitantes de asilo, la mayoría centroamericanos que huyen de la violencia en sus países.

El número de mexicanos atrapados tratando de cruzar ilegalmente ha descendido de más de 400,000 en el año fiscal 2010 a alrededor de 177,000 este año. A la vez, el número de migrantes de El Salvador, Honduras y Guatemala casi se ha cuadruplicado a cerca de 179.000.

Muchos de los centroamericanos son n entregados por contrabandistas a las orillas del Río Grande y se cruzan a plena luz del día para entregarse a la Patrulla Fronteriza para pedir asilo.

Violencia vs. desarrollo

La violencia galopante en la región pone en jaque toda la estabilidad de la zona y ahoga el desarrollo de esos países. Según el Institute for Economics & Peace, la criminalidad hace que se esfume 8% del Producto Interno Bruto (PIB) centroamericano.

La cifra se dispara en El Salvador donde la violencia arranca 16% de toda la riqueza producida, según informe del Banco Central de ese país. A su vez, los empresarios guatemaltecos estiman que 15% de sus gastos van para la protección de los negocios. Algo similar ocurre en Honduras, donde 9% de las ganancias de las empresas privadas se derrite en frenar la inseguridad.

Asimismo, aflora el fenómeno de los desplazados internos, de la ciudad al campo o de un barrio a otro en las ciudades más peligrosas, como San Pedro Sula y Tegucigalpa, en Honduras, San Salvador y San Miguel, El Salvador, o Ciudad de Guatemala y San Marcos, en Guatemala. “

La población huye de los grupos pandilleros, de la extorsión, las amenazas directas de muerte o para evitar que los niños sean reclutados o sufran abusos sexuales”, señala Maydeu-Olivares.