“No me he visto así en años” dijo Francisco un ex pandillero que tiene la cara, los brazos y las manos cubiertos con tatuajes.
El hombre pudo verse sin marcas de tinta en la piel gracias a las habilidades de edición del fotógrafo Steven Burton.
Francisco es solo uno de los hombres y mujeres que participaron en “Skin Deep”, un innovador proyecto del fotógrafo.
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Burton pasó más de 400 horas removiendo digitalmente los tatuajes de retratos de 28 ex pandilleros, mujeres y hombres, en prisión.
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El trabajo de este fotógrafo se inspiró en el reverendo Gregory J. Boyle, un sacerdote católico conocido como G-Dog. Boyle también es el fundador y director de Homeboy Industries, un programa de intervención, rehabilitación y reinserción de pandilleros a la sociedad. Ademas de proveer clases, consejería laboral, ayuda contra el abuso de sustancias, servicios de salud y legales, Homeboy Industries paga por la remoción con láser de tatuajes de 950 clientes al mes.
Burton cree que muchos de los ex pandilleros son vistos de forma diferente por sus tatuajes. “La gente puede cambiar en la vida”. “Pero debido a los tatuajes, quién podría saberlo”, dijo el fotógrafo a Upworthy.
Con las imágenes Burton espera cambiar la narrativa en torno a las personas en pandillas y sus tatuajes.
