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¿Hay más prejuicios en EEUU hacia los inmigrantes latinos que de otros grupos?

Un estudio indica que aunque persisten estereotipos, la actitud de los estadounidenses cambia según la preparación del inmigrante.
Una mujer protesta contra los inmigrantes mexicanos
A women who preferred not to be named, holds up a sign across the street from a protest against Republican presidential candidate Donald Trump's portrayal of Mexican immigrants as criminals outside the new Trump hotel, in Washington, Thursday, July 9, 2015. (AP Photo/Carolyn Kaster)AP / AP

Los criterios negativos del magnate Donald Trump sobre los inmigrantes mexicanos, a quienes ha retratado como violadores, criminales y traficantes de droga, no mellaron su camino hacia la candidatura presidencial republicana.

Trump insiste en que se trata de ser justos con otros grupos de inmigrantes que sí cumplen con “las reglas del juego”. Sus opiniones apelan a un estado de opinión que comparten no pocos estadounidenses blancos.

Entonces, ¿existen en Estados Unidos más prejuicios hacia los inmigrantes latinos que hacia los asiáticos o de otros grupos étnicos?

Un reciente estudio llevado a cabo por Morris Levy, profesor asistente en ciencias políticas en la universidad de Southern California, y por Matthew Wright, profesor asistente en gobierno, en la American University’s School of Public Affairs, ha arrojado datos que demuestran que la realidad es más compleja.

Juan, Yuan o Johan

Hace exactamente un año, en junio de 2015, los investigadores se aliaron con la firma Survey Sampling International para una encuesta digital exclusivamente centrada en votantes blancos no latinos residentes en California, según relató Morris a The Washington Post.

De inicio, todos los participantes, divididos en tres grupos, leían una viñeta que trataba sobre un hipotético programa de legalización de inmigrantes, muy similar a los que se han debatido en los últimos tiempos.

En el primer grupo, el personaje de la viñeta se llamaba Juan y era mexicano; en el segundo se llamaba Yuan y provenía de China, y el tercer personaje venía de Alemania y su nombre era Johan. A continuación, se les preguntó a los encuestados si estaban de acuerdo con que “su” personaje legalizara su status en Estados Unidos.

Como complemento, se les dijo que el inmigrante en cuestión llevaba ya dos años de manera ilegal en el país, y a la mitad de los encuestados se les aclaró que Juan/Yuan/Johan hablaba inglés y había sido empleado de manera continua como camarero.

María Barbosa y Alex Suastegui trabajan en su tienda en Georgia en 2013.
In this June 10, 2013 photo, Maria Barbosa checks out a customer at her store, which caters to the area's Latino population, as her son, Alex Suastegui, right, looks on in Vidalia, Ga. Two years after a handful of Southern states passed laws designed to drive away people living in the country illegally, the landscape looks much as it did before: still heavily populated with foreign workers, many of whom don't have legal authorization to be here. Barbosa estimated that her profits dropped by about 30 percent after Georgia’s law passed. It’s rebounded somewhat in the last two years, but it’s still not as strong as it was, she said. (AP Photo/David Goldman)AP / AP

De manera que si se tratara de un simple rechazo a la comunidad latina, la encuesta arrojaría un apoyo total al inmigrante chino o al alemán de este experimento, independientemente de su situación laboral o sus habilidades lingüísticas. Pero en realidad no fue así.

Lo interesante del estudio es que el sesgo anti-latino desapareció desde el primer momento en que el encuestado supo que “su” personaje podía hablar inglés y conservar su empleo fijo.

Según las cifras arrojadas, cuando a los encuestados no se les informó sobre las habilidades lingüísticas y el empleo del ciudadano latino, el voto fue desfavorable (67,7% a favor de su legalización), muy por debajo del ciudadano chino (72,9%) y del alemán (73,4%).

Sin embargo, esta brecha desapareció cuando los participantes tuvieron información de que “su” personaje hablaba inglés y había trabajado durante dos años. En este caso, el sesgo anti-latino no solo desapareció, sino que este grupo étnico resultó el mejor votado, de cara a una posible legalización e inserción en el país.

De acuerdo con las estadísticas, Juan tendría un 83% de aprobación, mientras que Johan dispondría de un 81,9% y Yuan un 81%, lo que difumina totalmente toda teoría discriminatoria con respecto a la comunidad latina.

El papel de los medios de comunicación

¿Por qué entonces tantos estadounidenses blancos se oponen a la legalización de los inmigrantes indocumentados?

A todas luces, cuando sectores de la población no disponen de información sobre la capacidad de inserción de estos sujetos, acuden a estereotipos y manifiestan una clara hostilidad contra cualquier propuesta legislativa de legalización.

Preocupados porque estos inmigrantes no devengan una carga sustancial para el estado, los estadounidenses funcionan a partir de prejuicios a la hora de “rellenar los espacios en blanco” sobre un proceso de legalización.

Y esos prejuicios están afianzados por la imagen de los latinos reflejada en los medios de comunicación a lo largo de los años, tal como demostró un estudio nacional realizado en 2012.

Al menos un tercio de los estadounidenses no latinos -blancos, negros, asiáticos- creían entonces erróneamente que la mitad o más de los 50 millones de latinos del país son inmigrantes indocumentados con familias numerosas y poca educación, según el estudio, llevado a cabo a principios de 2012 por la National Hispanic Media Coalition.

El sondeo reveló además que muchos estadounidenses creen que son exactas las representaciones en los medios de los latinos, en gran medida como empleadas domésticas, jardineros, personas que abandonan los estudios y criminales.

Más allá de este experimento puntual, otras encuestas arrojan que cuando no se aportan elementos sobre el dominio del inglés o la capacidad laboral del demandante, prevalecen prejuicios contra los latinos; mientras que otros estudios que sí abundan sobre la preparación del inmigrante manifiestan una notable disminución de este prejuicio.