En su casa en Waukegan, Illinois, la inmigrante salvadoreña María Corpeño dice que las heridas que le causó el grillete de inmigración la llevaron a una intervención quirúrgica y que ahora se le dificulta caminar, pero asegura que eso no se compara con el calvario que vivió en El Salvador. “Dejé de trabajar porque mi hijo pequeño como que se me traumó porque él veía los mareros con las armas en el lomo en la calle”, aseguró.
La petición de asilo político de Corpeño está entre los más de 20 mil casos pendientes en las cortes de inmigración en el estado de Illinois, un número cinco veces mayor que hace una década, por lo que en ocasiones los inmigrantes tienen que esperar hasta tres años para obtener una audiencia en los tribunales.
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El gobierno de Estados Unidos asegura que está trabajando para aliviar esta situación, según cifras oficiales a nivel nacional en el año fiscal 2015 habían más de 450 mil casos pendientes de asilo en manos de 273 jueces en 58 tribunales de inmigración. Se espera que para el año fiscal 2017 la cifra de este tipo de magistrados ascienda a 399.
Julie Contreras, representante de LULAC, dice que no solo la falta de jueces afecta a los solicitantes de asilo, sino también la falta de orientación y una mala representación legal. ”Hay abogados que aseguran que te prometen que van a agarrar el caso, en realidad muchas veces ni se presentan en corte”, aseguró.
La activista además aboga por un sistema judicial que entienda el sentimiento de inmigrantes como María Corpeño, quien espera con ansias que su petición de asilo se resuelva pronto.