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Intensa disputa demócrata en la primaria de California

Aun cuando va adelante en los delegados, Hillary Clinton no puede darse el lujo de perder.

California se ha convertido para los demócratas en algo así como “la madre de todas las batallas”, el sitio donde Hillary Clinton y Bernie Sanders harán campaña a lo largo y ancho de todo el estado por las próximas dos semanas en la pelea por la primaria presidencial del próximo 7 de junio.

Sanders ha estado por los últimos días en el estado -el martes tendría tres eventos- y Clinton llegaría el martes también para iniciar una intensa jornada de mitines y otros encuentros con sus seguidores por los próximos cuatro días. 

Y hay razón por lo intenso de esta campaña por ganarse los votos de los demócratas e independientes que votarán en la primaria: hay 475 delegados en juego. 


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Ningún estado en la nación da tantos delegados y pocas veces además, California había tenido tanta importancia en la pelea demócrata por elegir al candidato presidencial. Normalmente cuando se llegaba a California ya la primaria estaba decida.

El detalle sin embargo, es que aun cuando es cierto que Clinton no es todavía la candidata oficial, aun si pierde en California es casi seguro que alcanzará el número de delegados que le hacen falta para ser la candidata demócrata (le faltan 77). Clinton también pudiera conseguir esos delegados que necesita en la primaria de New Jersey del mismo día.

La pelea demócrata en California entonces, es en cierto sentido simbólica. 

Pero igualmente, ésta “madre de todas las batallas” entre Clinton y Sanders tiene otros significados, el principal, de que Clinton no puede darse el lujo de terminar los meses de primarias con una derrota en el Estado Dorado. Si eso sucediera, tanto Sanders como Donald Trump harían ver mal a Clinton.

Sanders porque insistiría en su llamado a los líderes y otras figuras del partido, que tienen voto como delegados -son más de 500, conocidos como ‘super delegados’- y que hasta ahora en su casi totalidad han dicho que están con Clinton, a que cambien de opinión y le den su apoyo.

Este potencial cambio de opinión de los “super delegados” es literalmente el único camino que Sanders tiene para alcanzar la nominación (el otro sería ganar por márgenes de 70 o más por ciento en California y los otros estados que quedan lo cual no es realista). El ganar California sin embargo, debido a todo lo que significa el estado en términos de votos, de diversidad (muchas minorías), etc., ciertamente le daría fuerza al argumento del senador de que es a él a quien deben de apoyar los “super delegados”.

Sanders además, tiene otro argumento del cual ya él mismo habla y que le sirve en sus mitines para indirectamente minar a Clinton: de que según las encuestas él sale mejor parado en la elección contra Trump. Si Clinton apenas le saca  3 puntos o menos a Trump, Sanders gana en las encuestas contra Trump por más de diez puntos.

Trump también intentará sacar ventaja de una eventual derrota de Clinton en California. No porque Trump tenga oportunidad de ganar el estado -California es sólidamente demócrata-, sino porque ayudaría en la narrativa republicana de que cómo es posible que la candidata demócrata no haya ganado en el estado más populoso del país y con más votantes demócratas que ningún otro.

No sorprende entonces porque tanto Clinton como Sanders le den tanta importancia a la disputa por California. Aunque simbólico, lo que está en juego en el Estado Dorado es grande.

“Creemos que haremos en ésta campaña algo que nunca se ha hecho en la historia política de los demócratas”, señaló Sanders el lunes en un mitin en Los Angeles. “Tendremos mitines arriba y abajo del estado (y) en la parte central del estado, que pensamos atraerán al menos unas 200 mil personas”.

Clinton por su parte, no sólo tendrá los próximos cuatro días de intensa campaña en California, sino que además cuenta con el apoyo de figuras del partido comenzando con el propio Bill Clinton.

En el papel lo de California no debería de ser un problema para Clinton. La ex secretaria de estado cuenta con el apoyo de la casi totalidad del liderazgo demócrata del estado, lo mismo que de los principales líderes sindicales y se supone, de la mayoría de latinos. Quizá la única sorpresa que Sanders pudiera dar es si los jóvenes -los famosos ‘milenios’- salen a votar en gran número y así inclinan la balanza a su favor.

Más allá del resultado, lo único cierto es que por las próximas dos semanas California será el centro de atención del universo demócrata. La “madre de todas las batallas” en una primaria que normalmente a casi nadie le interesa y que hoy sin embargo pudiera marcar o bien la coronación de Clinton si es que gana, o bien la coronación también pero bajo el manto de una penosa y humillante derrota.