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Muchos dreamers deciden librar sus batallas desde dentro

Algunos estudiantes indocumentados consideran que es más fácil lograr su estatus legal si se afilian a partidos políticos

LOS ANGELES (AP) — Cuando las autoridades de inmigración irrumpieron en su casa y se llevaron a su madre y a su hermano para deportarlos por estar en el país ilegalmente, Erika Andiola apeló a su experiencia como activista, movió cielo y tierra: llamó a medios, activistas, legisladores y hasta a la Casa Blanca, y consiguió evitar que se cumpliese la orden de expulsión.

La experiencia vivida en 2013 la hizo pensar que no podía combatir las políticas hacia la inmigración ilegal al tiempo que trabajaba para el establishment. Renunció entonces a su puesto como enlace con la comunidad de la representante demócrata de Arizona, Kyrsten Sinema, y enfocó toda su energía en la defensa de los inmigrantes que no tienen permiso de residencia.

Tres años después, sin embargo, Andiola está de nuevo dentro de la maquinaria política, trabajando para la campaña presidencial de Bernie Sanders.

"Al final del cuentas, lo importante es quién tiene el poder político", dijo esta migrante mexicana de 28 años que es una de las caras más prominentes del movimiento de los dreamers, o soñadores, como se conoce a los jóvenes que fueron traídos ilegalmente al país por sus padres cuando eran pequeños.

Igual que Andiola, numerosos dreamers han decidido librar sus batallas desde adentro del sistema y se han incorporado como empleados o voluntarios a las campañas de aspirantes a la presidencia.

"La voz del dreamer, la experiencia y las vivencias de la comunidad indocumentada tenían que estar presentes, tenían que estar en la mesa" durante la campaña electoral, dijo Lorella Praeli, de 27 años, al explicar por qué se sumó a la campaña de Clinton como enlace con la comunidad hispana.

Praeli opina que se está viviendo un momento histórico para la juventud inmigrante. "En el 2008 éramos casi invisibles como comunidad", declaró. Pero a través del activismo de los dreamers se logró "empujar una conversación algo incómoda y se reconoció que existíamos".

La campaña del también demócrata Bernie Sanders cuenta igualmente con estos jóvenes, pero no fue posible confirmar si hay dreamers en las campañas de los aspirantes republicanos, que plantean políticas de mano dura hacia la inmigración ilegal.

The Associated Press preguntó a las campañas de los precandidatos republicanos si tenían a estos jóvenes trabajando con ellos pero no recibió respuestas.

"Antes estábamos fuera del sistema y ahora estamos más involucrados", dijo la peruana Yadira Dumet, de 28 años y quien vive en Queens, Nueva York. "En su momento luchamos por DACA y DAPA", agregó en referencia a los programas de alivio migratorio del presidente Barack Obama, que suspende temporalmente la deportación de inmigrantes y les otorga permisos de trabajo, y que podrían cobijar a hasta 5 millones de personas. "Y ahora necesitamos a alguien que proteja esos programas. Tenemos las mismas exigencias, tanto desde fuera (del sistema político) como desde adentro".

Dumet, que llegó a Estados Unidos a los 13 años con su hermano y dejó que expirase su visado de turista, se dedica a llamar a asambleístas y políticos hispanos para pedirles que apoyen públicamente a Clinton.

Andiola se sumó a la campaña de Sanders junto con su pareja y compatriota César Vargas, un activista que dio de qué hablar al graduarse de abogado pese a estar en el país sin autorización y tras librar una batalla legal de cuatro años en Nueva York.

Ambos trabajaron con varios grupos de activistas y fundaron DRM Action Coalition, organización que cabildea en Washington en favor de los derechos de los inmigrantes. Hoy Vargas es estratega nacional para asuntos hispanos y Andiola es el enlace con la comunidad hispana para la región del sudoeste en la campaña de Sanders.

"Tenemos que aprovechar este momento, cuando todos están prestando atención a la contienda", afirmó Andiola. "He peleado por muchos años por los derechos de la comunidad latina, los inmigrantes, y me he dado cuenta de que la principal razón por la que no hemos podido avanzar ha sido el sistema que tenemos, donde hay intereses muchísimo más grandes que están ahorita gobernando este país", dijo en referencia a la influencia y acceso que muchas empresas tienen en Washington.

Vargas, de 32 años, asegura que "es muy emocionante" pelear desde adentro del sistema.

"Los activistas de base, que no estamos metidos en la maquinaria política, nos sentimos como en casa (en la campaña de Sanders). No hay partidismo ni reuniones. Lo que hay es activismo", añadió.

Los latinos favorecieron abrumadoramente a Obama en las elecciones de 2008 y 2012 y el voto hispano se perfila nuevamente como clave en los comicios de noviembre. La presencia de dreamers representa "un tremendo recurso humano" por su experiencia como activistas jóvenes, su manejo de redes sociales y su acceso a la comunidad hispana, según el catedrático Raúl Hinojosa-Ojeda.

Vargas dijo que desempeñan un papel muy activo en la campaña.

"En cuanto a inmigración, literalmente escribimos todo lo que quisimos", manifestó. "Fuimos con las organizaciones comunitarias, que trabajan en casos migratorios, en vez de ir con organizaciones arraigadas a Washington, que no llevan casos migratorios. Y luego presentamos esas propuestas y eran propuestas arriesgadas y aunque él no lo sabía todo, confió en su equipo. Confió en que nosotros elaboraríamos una plataforma muy arriesgada que incluyera directrices arriesgadas, como dejar ingresar al país a inmigrantes por razones humanitarias y permitir el regreso de familias deportadas, de veteranos deportados".

Sanders y Clinton tienen posturas similares hacia la inmigración ilegal: ambos favorecen una suspensión a las deportaciones de inmigrantes sin autorización que no tienen serios antecedentes policiales, consagrados en el alivio migratorio de Obama, poner un alto a las redadas en busca extranjeros sin permiso de residencia y una reforma amplia a las leyes de inmigración.

Los dreamers se inclinan por uno o por otro a partir de su experiencia en el tema migratorio y de sus propuestas en general.

Praeli, quien ahora es ciudadana luego de regularizar su situación por matrimonio pero sigue siendo una de las figuras más visibles del movimiento de los dreamers, dice que apoya a Clinton porque lleva 40 años defendiendo la causa de los inmigrantes sin permiso de residencia y se comprometió a desarrollar durante sus primeros 100 días de mandato una propuesta y una coalición para impulsar una reforma a las leyes de inmigración.

"Ha venido diciendo que va a parar con las redadas, que esa no es la mejor manera de trabajar, que pueden llegar a su casa a las cuatro de la mañana a tocar la puerta, asustar al niño y deportar al padre", señaló Praeli.

Andiola, sin embargo, desconfía de la sinceridad de Clinton porque en el 2014 dijo que los niños centroamericanos que llegan solos a la frontera deben de ser deportados, aunque luego cambió de postura.

"En vez de decir, 'vamos a ver cómo podemos alejarlos de la violencia de sus países', su primera reacción fue decir, 'devuélvanlos', como para tratar de evitar que más gente venga de Centroamérica", dijo Andiola.

Hay dreamers que se resisten a incorporarse a los partidos y prefieren seguir peleando desde afuera.

El activista Jonathan Pérez Mejía dijo que no confía en los demócratas por la experiencia que tuvieron con Obama, quien ha deportado más de dos millones y medio de personas a lo largo de sus dos mandatos.

"Lo entendemos. Todo es política. Ellos no creen que nosotros somos humanos. Siempre ha sido política para beneficio propio y no creo que esto cambie", dijo Pérez Mejía, dirigente de la Coalición de Jóvenes Inmigrantes de Los Ángeles.