En El Salvador, las pandillas han iniciado una guerra contra la policía en respuesta a un operativo que el gobierno inició el año pasado. Como resultado, la violencia no para de crecer en el país.
Los asesinatos de policías se multiplicaron casi al doble en 2015, con más de 60 oficiales muertos.
(RELACIONADO: Pandillas declaran la guerra a la policía en El Salvador)
En 2016 ya han muerto 15 policías como resultado de la violenta guerra desatada por las pandillas.
En algunos casos, los policías fueron atacados cuando se encontraban fuera de servicio, relajándose con familiares, que también se convirtieron en víctimas.
El aumento de los ataques a policías es un indicio de que el conflicto se ha salido de control y amenaza con convertirse en una guerra abierta.
Los ataques han provocado psicosis y paranoia entre los policías, según Jeannette Aguilar, directora del Instituto Universitario de Opinión Publica en la Universidad Centroamericana en San Salvador.
La creciente violencia entre pandillas ultraviolentas y policías es parte de una cadena de asesinatos y represalias que mantiene al país en alerta.
En 2015, El Salvador tuvo la tasa de asesinatos más alta fuera de zonas de guerra, con 103 asesinatos por cada 100 mil habitantes.
En el primer trimestre de 2016 ha habido más de 2 mil asesinatos, un número mayor que el de 2015.
La violencia ha obligado a que miles de salvadoreños emigren a los Estados Unidos.
Esta semana, la agencia de refugiados de las Naciones Unidas pidió ayuda para asistir a quienes huyen de la violencia en El Salvador, Honduras y Guatemala.
El año pasado fue un punto de inflexión para la violencia, ya que el gobierno y las pandillas adoptaron estrategias de mayor confrontación.
Entre otras acciones, estas pandillas ultraviolentas abrieron campos de entrenamiento en las montañas y detonaron un coche bomba en la capital del país.
En las primeras semanas de 2016, se acusó a pandilleros de asesinar al padre de un policía, al hermano de un soldado, a esposas de policías e incluso a uno de sus hijos.
El Ministro de Justicia y Seguridad, Mauricio Ramírez Landaverde, que fue director nacional de la policía hasta enero, ha admitido que las fuerzas de seguridad son vulnerables.