IE 11 is not supported. For an optimal experience visit our site on another browser.

México a la Copa Confederaciones; EE.UU con dudas sobre su entrenador

Con la victoria, la selección mexicana cierra un ciclo exitoso bajo el interinato del técnico Ricardo ‘la Tuca” Ferretti.

Con un gol de película, de esos que se recuerdan siempre a punto de culminar el tiempo extra, el Tri derrotó 3-2 a Estados Unidos y se ganó un boleto a la Copa Confederaciones en Rusia 2017.

Con la victoria la selección mexicana cierra un ciclo exitoso bajo el interinato del técnico Ricardo ‘la Tuca” Ferretti, quien deja en relativo buen estado al equipo mexicano para el nuevo capítulo que se abre con el recién contratado entrenador, el colombiano Juan Carlos Osorio. 

Al mismo tiempo, el equipo mexicano hizo ver mal a la selección estadounidense y a su técnico el alemán Junger Klinsmann, del cual hoy hay serias dudas sobre si es la persona adecuada para seguir al mando del team USA.

El partido del sábado tuvo los ingredientes de siempre cuando se juega este clásico de Norte América, México-Estados Unidos. Mucha pasión, mucha garra, mucha intensidad, pero en este caso, además, un buen partido confirmado con el gran gol de Paul Aguilar en el minuto 118 del segundo tiempo extra.


El gol del volante ofensivo del América fue de esos que muestran la buena técnica de un jugador, de alguien que sabe pegarle a la pelota. Fue una bolea que dejó mal parada a la defensa estadounidense que venía saliendo del área y que Aguilar, de primera intención, la clavó abajo al ángulo derecho del arquero estadounidense Brad Guzan. 

Antes, en el primero de los tiempos extras, el mismo Aguilar había puesto el pase de gol para el segundo de México cuando también de primera intención al recibir un gran servicio de Héctor Herrera la metió a ras de piso al centro del área para que Oribe Peralta anotara y pusiera al Tri con ventaja de 2-1. 

En ese momento parecía que el partido se había terminado en términos de goles. México se veía mejor y Estados Unidos no mostraba ningún recurso para intentar el empate. Era sólo cuestión de que corrieran los pocos minutos que faltaban del tiempo extra y que el Tri celebrara la victoria ante el odiado rival de siempre. Los 93 mil fanáticos -la inmensa mayoría apretando por México- celebraban ya.

De pronto, todo cambió. En parte un descuido de los centrales mexicanos -falta de concentración que parece ser común en los defensas-, en parte una gran jugada de Estados Unidos, vino el gol del empate. 

El joven estadounidense Bobby Wood quien recién había ingresado le ganó la espalda a los centrales y al quedar solo frente al portero mexicano Moises Muñoz, con gran clase, metió el disparo por entre las piernas del arquero. 

Este Wood, de 23 años, quien juega en Alemania, es el mismo que también metió un gol en los minutos finales ante Holanda y otro ante Alemania en dos amistosos que Estados Unidos jugó este año. Ciertamente una de las promesas del equipo estadounidense.

Los dos primeros goles del partido habían sido del Chicharito Hernández por México en el minuto 9 y de Geoff Cameron por Estados Unidos en el minuto 15. 

Las consecuencias del resultado son diferentes para cada equipo. Con México no hay mayor drama. Se irá a la Copa Confederacione, el Tuca Ferretti se regresa a entrenar a los Tigres con todos los elogios del mundo y la selección inicia su nueva etapa bajo el mando de Osorio. 

La eliminatoria para la Copa del Mundo en Rusia 2018 comienza el próximo mes y con el triunfo se llega con la frente y la moral alta. Ya habrá tiempo de juzgar al nuevo Tri cuando Osorio tome las riendas y muestre todo lo que supuestamente sabe. 

Por hoy que siga la celebración que esos miles de fanáticos comenzaron en el mítico Rose Bowl de Pasadena, California, donde también México le ganó a Estados Unidos hace cuatro años en otro partido épico en la final de la Copa de Oro de 2011.

El problema lo tiene el “TeamUSA”.

El antecedente no son sólo los resultados -Estados Unidos se vio muy mal en la recién Copa de Oro y luego fue humillado por un Brasil menor en un amistoso-, sino porque gente como Landon Donovan, el recién retirado jugador que es lo mejor que ha dado Estados Unidos en su moderna historia futbolera, sugirió hace unos días que si Estados Unidos perdía ante México habría que despedir al técnico Klinsmann. Muchas otras voces en la prensa, y la afición estadounidense, comparten el dicho de Donovan.

La mantra de Klinsmann es que lo suyo no es de resultados inmediatos. Que necesita que le den tiempo y que eventualmente se darán los buenos resultados. Parte del problema es que él mismo había dicho que tanto la Copa de Oro como la clasificación a la Copa Confederaciones eran centrales en su planeamiento y objetivos. Hoy al verse mal en ambos propósitos, el técnico no tiene nada que mostrar. Y como se sabe, en el fútbol profesional los resultados mandan. La paciencia es algo escaso en el fútbol moderno.

El problema es que aun cuando en términos futboleros quizá haya razones para despedir al técnico alemán, en términos prácticos el asunto se complica. Klinsmann tiene un millonario contrato hasta el 2018 y al despedirlo le tendrían que pagar lo que resta del mismo. Y aunque esto suene ridículo, la Federación de Estados Unidos tiene fama sino de ser tacaña, de cuidar su dinero. De seguro que optarán por guardarse la chequera y seguir con Klinsmann.

Pero también está el problema del sustituto. No hay nadie en el universo futbolero que sea el obvio para entrenar a la selección estadounidense. En la liga de Estados Unidos -la MLS por sus siglas en inglés- no hay entrenadores de gran nombre y para alguien llegado de otro lado le llevará tiempo conocer los entretelones del fútbol profesional estadounidense. 

Si uno tuviera que apostar diría que Klinsmann se queda.