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Hillary Clinton choca con el Presidente Obama al mostrar su oposición a acuerdo comercial

El Acuerdo Comercial es visto como uno de los grandes logros históricos del Presidente Obama

Hillary Clinton, la aspirante demócrata a la nominación presidencial, señaló hoy su oposición al llamado TPP, el Acuerdo de Libre Comercio que pronto firmarán Estados Unidos, México, Japón y varias otras naciones con costa al Océano Pacífico. 

La posición de Clinton la pone en el otro lado de la barrera del Presidente Obama, quien no solo ha preciado el Acuerdo, sino que además le ha puesto tal importancia que su conclusión y ratificación por el Congreso se ve como uno de los legados históricos de su gobierno. 

Recién el lunes pasado, con motivo de la finalización de una ronda más de negociaciones en Atlanta, Obama dijo maravillas del TPP. Según el mandatario el Acuerdo no sólo favorecerá el comercio de Estados Unidos sino que también protegerá los derechos laborales y el medio ambiente. 

Es tal la magnitud del TPP -doce naciones involucradas que forman más del 40% de la economía mundial, entre ellas Chile y Perú- que los críticos le llaman “NAFTA en esteroides” (NAFTA es el Tratado de Libre Comercio que firmaron hace más de dos décadas Estados Unidos, México y Canadá).

No es común que un candidato presidencial -o aspirante a ser la candidata en el caso de Clinton- se ponga en clara oposición a un presidente en funciones de su mismo partido. Por fin, se supone que parte de la estrategia de la campaña presidencial será convencer a los votantes de que sigan votando por el mismo partido del actual presidente. De que este partido ha gobernado bien y que por lo tanto deben extenderle la confianza en otro periodo presidencial, aunque por supuesto con otro candidato(a).

En el caso de Clinton es todavía más complejo ya que cuando la candidata era secretaria de estado preció en su momento el TPP. “El TPP marca los estándares de oro sobre lo que deben de ser los acuerdos comerciales para un comercio abierto, libre, transparente y justo”, señaló Clinton en un discurso en Australia en diciembre de 2012. El Tratado, agregó, está regido “por la aplicación de la ley y un justo campo de juego” para el comercio, las inversiones y demás areas que cubre el Acuerdo.

Hoy Clinton señala que por lo que sabe -el documento final del Acuerdo no se ha hecho público- no está a favor del TPP. “No creo que (el Acuerdo) vaya a cumplir los altos estándares que he puesto”, señaló la candidata en una parada de campaña en Iowa.

La posición de Clinton sobre el TPP no puede verse aislada, tiene que verse en el contexto de la primaria demócrata. Es no sólo que su principal rival, el senador por Vermont, Bernie Sanders tiene posiciones más liberales o a la izquierda que ella -Sanders también se opone al TPP-, sino que igual de importante, en este caso particular del TPP, la gran mayoría de legisladores demócratas están en contra del Acuerdo. 

Y todavía más, los grandes sindicatos, que son fuente de apoyo financiero y logístico al partido demócrata -dan dinero y activistas a las campañas políticas- también literalmente odian todo lo que tiene que ver con el TPP. Clinton entonces, básicamente lo que hace al oponerse al TPP es cubrirse las espaldas en un tema que con toda seguridad sera traído a la mesa en el primer debate demócrata de la próxima semana.

El riesgo para Clinton al oponerse al TPP es que podrá ser acusada de cambiar de posición según sean los vientos politicos. De que cómo es posible que ella misma cuando era parte del gobierno de Obama se subió sin problemas al tren del TPP y que hoy cuando está fuera del gobierno y la amenaza desde el flanco liberal -Sanders y compañía- es cada día más fuerte y real, simplemente cambia de opinión.

El otro problema será para el presidente Obama. La posición de Clinton le dará más fuerza a los legisladores que se oponen al TPP y es casi seguro que la única forma para que Obama consiga que el Acuerdo sea aprobado por ambas Cámaras es que los republicanos voten a favor. Los republicanos en general apoyan el TPP, pero es posible que algunos de ellos decidan que no vale la pena dar su voto para que el presidente al que no quieren materialize uno de sus principales logros históricos. 

Pero además, es un tanto extraño el que los candidatos demócratas que por hoy están en competencia -se supone que si se lanza a la contienda el vice presidente Joe Biden, él sí apoyaría el TPP- estén claramente en el otro lado de la barrera de su presidente. Ciertamente que no se verá bien que los candidatos a la presidencia se opongan a lo que el actual presidente considera uno de sus principales legados históricos. 

Más tarde, luego de lo dicho en Iowa, la campaña de Clinton dio un comunicado más largo donde intenta explicar la posición de la candidata sobre el TPP. En el fondo no cambia nada -sigue opuesta-, simplemente que le echa la culpa a los republicanos de que por su oposición a Obama no se ha invertido en infraestructura, en educación, en energía limpia, etc. y que por ello el país y sus trabajadores no está en la mejor posición de competir internacionalmente. 

Que por lo mismo, no es posible “dar el beneficio de la duda” a otro Acuerdo que trae “demasiados riesgos” y que al final terminara haciendo más daño que bien a las “familias estadounidenses trabajadoras”. Más allá de los detalles y las justificaciones sin embargo, la “granada de mano” que significó la oposición de Clinton al TPP que tanto quiere Obama, estaba ya en la opinión pública.