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Finalizan negociaciones sobre Acuerdo de Libre Comercio entre Estados Unidos, México y otras 10 naciones del Pacífico

El Presidente Obama precia el TPP. Los críticos le llaman un "NAFTA en esteroides"

El Tratado de Libre Comercio que acordaron hoy lunes Estados Unidos, Japón, México y otros nueve países de América y Asia que tienen costa en el Océano Pacífico, hará que disminuyan las barreras comerciales para bienes y servicios en un área que cubre cerca del 40% de la economía mundial.

Se supone que con México vis a vis Estados Unidos, no habrá mayores modificaciones como resultado del llamado Acuerdo Estratégico Trans-Pacifico de Asociación Económica (TPP por sus siglas en inglés) debido a que ya con el Tratado de Libre Comercio existente (NAFTA) literalmente se han eliminado casi todas las barreras comerciales entre ambos países. 

Y el TPP además, no tocaría la reglas establecidas con NAFTA, es decir México por ejemplo, seguirá exportando intensamente a Estados Unidos como lo ha hecho en los últimos veinte años (automóviles, petróleo, aguacates, etc). O que Estados Unidos seguirá también exportando a Mexico (maíz, auto partes, maquinaria industrial, inversión directa, etc.). Actualmente el comercio bilateral entre Estados Unidos y México es de más de $500 mil millones de dólares anuales.

El TPP se ha venido negociando desde el 2008 y al igual lo que en su momento sucedió con NAFTA -o el TLCNA como también se le conoce-, que liberalizó el comercio entre Estados Unidos, México y Canada, el TPP genera intensas pasiones.

Para los críticos, el TPP es básicamente un “NAFTA en esteroides”, es decir la misma idea y fundamentos del Tratado de Libre Comercio para Norteamérica solo que en este caso aplicado a más países y profundizado en áreas o actividades económicas que NAFTA dejo fuera.

Entre los que están a favor del TPP está por supuesto el gobierno del Presidente Obama, quien aunque heredó la negociación de parte del gobierno del presidente Bush, ha tomado en los últimos años el éxito del TPP como uno de los pilares centrales de su política de comercio. 

Tan así, que hoy se habla de que mucho del legado histórico de Obama estará centrado no sólo en cosas como el llamado “Obamacare” (la ley de salud), o la orden ejecutiva que benefició a los “soñadores” o “dreamers”, sino también en la aprobación del TPP.

“Este Acuerdo nivela el terreno de juego para nuestros agricultores, para los rancheros y para los industriales, al eliminar más de 18.000 impuestos que varios países imponen a nuestros productos”, señaló Obama en un comunicado luego de conocerse de que los negociadores de los varios gobiernos habían llegado al acuerdo en una reunion de mas de cinco días en Atlanta.

El Acuerdo, sigue el presidente, “incluye los más serios compromisos en el campo laboral y el medio ambiente de cualquier otro tratado en la historia”. Compromisos además, que “a diferencia de tratados del pasado”, sí podrán hacerse efectivos mediante la aplicación de la ley.

No es casualidad que el mandatario enfatice lo de lo “laboral” y lo del “medio ambiente”. Ambas áreas fueron precisamente de las que más se han criticado como deficiencias de NAFTA. De que cuando se firmó el Acuerdo entre los tres países de Norteamérica no se incluyeron artículos que defendieran a los trabajadores en sus tratos con las empresas extranjeras y tampoco una protección del medio ambiente. Por lo que dice Obama, hoy esto debería estar cubierto en el TPP.

Los críticos del TPP son muchos, tanto en Estados Unidos como en otros países, aunque en diferentes niveles de intensidad. En Estados Unidos hay una fuerte oposición al TPP y no queda claro si Obama conseguirá que el Congreso lo apruebe. El Congreso no puede enmendar el TPP, sino únicamente votar sí o no sobre su aprobación. 

Los grandes sindicatos, muchos grupos liberales y gran parte del partido demócrata están opuestos al TPP. Y también hay republicanos que se oponen, aunque en este caso por razones opuestas a los demócratas. Les molesta a los legisladores republicanos que se hayan incluido en el TPP demasiados beneficios para los sindicatos o que el TPP afecte a industrias como la lechera y la del azúcar (se acabarán las restricciones para su importación) o que se limiten los derechos en el extranjero de los fabricantes de medicinas. 

Más allá de lo que asegura Obama de que hoy se ha cubierto lo laboral y lo del medio ambiente, un tema común que une a los críticos del TPP es que similar con lo que pasó con NAFTA, el nuevo Acuerdo traerá la perdida de muchos trabajos en Estados Unidos. 

De que muchas fábricas o industrias que hoy funcionan en el país, así como en su momento decidieron cerrar sus plantas en Estados Unidos e irse a México ya que ahí la mano de obra era más barata, lo mismo pasará con el TPP. De que una empresa de Ohio, Georgia o donde sea, decidirá que es más rentable poner la fábrica en por decir algo, Vietnam (uno de los firmantes del TPP) donde sus costos de mano de obra serán mucho más baratos. 

Para bien o para mal, dependiendo conque lente se le juzgue, NAFTA -y eventualmente el TPP- ha sido beneficioso o perjudicial para Mexico y Estados Unidos. Se ha incrementado el comercio bilateral pero al mismo tiempo han habido pérdidas de trabajos en ambos países.

México con todo, tiene algunos puntos en particular de interés en la negociación del TPP. Por ejemplo, de que Japón elimine las barreras comerciales para la importación de vehículos (México es hoy una potencia en la manufactura de automóviles, uno de los beneficios de NAFTA). Mexico igualmente se suponía que buscaría en la negociación cierta protección para su industria textil y del zapato de países de Asia con mano de obra barata (de nuevo, países como Vietnam o Malasia, otro de los firmantes del TPP).

Un detalle único de estas negociaciones sobre el TPP es que mucho ha sido en secreto. El Acuerdo no se ha hecho público y aun los miembros del Congreso sólo han tenido acceso restringido a los borradores o a ciertos capítulos del Acuerdo. 

Es en parte por este secreto que en Latinoamérica es aun menor la discusión pública sobre el TPP (Chile y Perú  también forman parte del TPP). No sorprende entonces que en Chile para el caso, un grupo de ex cancilleres se pronunció hace unos meses criticando lo que llamó “el secretismo” de las negociaciones sobre el TPP. 

En Latinoamérica básicamente no ha existido un debate público sobre el TPP, no obstante que el Acuerdo toca temas como la industria farmacéutica, la propiedad intelectual y los servicios financieros que van mucho más lejos de NAFTA o de las reglas de la Organización Mundial del Comercio (WTO por sus siglas en inglés) que rigen mucho del comercio internacional. La discusión en México sobre el TPP por ejemplo, ha sido casi nula. Nada que ver con el intenso debate a principios de los 90s por el NAFTA.

En Estados Unidos ciertamente que ha sido y sera diferente. Hace unos meses, Obama apenas de raspado consiguió pasar una ley llamada de “fast track” (aprobación rápida) que le permitiría negociar el TPP sin que el Congreso lo pueda enmendar (sólo darle el sí o el no). Una vez que se conozca el Acuerdo y se presente ante el Congreso la discusión será intensa. Aun más, teniendo a la campaña presidencial en el centro del debate público.