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Opinión: El crimen de los dos periodistas debería servir para reabrir el debate sobre el control de armas de fuego

Estados Unidos es el país desarrollado donde más muertes violentas se producen cada año
crime scene do not cross
Crime scene tape blocks of the area of an apartment complex where authorities say two police officers were shot, leading to a neighborhood search for the suspected gunman, Friday, Dec. 12, 2014, in Decatur, Ga. DeKalb County police Capt. Stephen Fore says both officers suffered what are believed to be non-life threatening injuries. (AP Photo/David Goldman)AP/David Goldman / AP

La muerte de los dos periodistas de televisión en Virginia cuando transmitían una entrevista en vivo debería servir para reabrir el debate sobre la necesidad de leyes más estrictas sobre la portación de armas de fuego.

 

Las imágenes son brutales y hacen imaginar lo que ha de ser el terror y el pánico por el que han pasado muchos otros que anualmente mueren por ataques con armas de fuego.

 

Debido al número de muertos, lo de los periodistas no es una masacre al estilo de la del teatro en Colorado o la de la escuela Sandy Hook, pero sí tiene un componente común: el de un individuo que más allá de si tenía problemas mentales, de si estaba enojado y resentido con sus ex colegas o lo que haya sido, tuvo acceso fácil a una pistola, revolver o rifle, en este caso una pistola 9mm.

 

Hay una realidad que no puede ignorarse en esta discusión sobre las muertes por armas de fuego: Estados Unidos es el país que más armas tiene en relación a su población (alrededor de 300 millones de armas de fuego).

 

Y en consecuencia, Estados Unidos es también el país desarrollado donde se dan más muertes por armas de fuego. Según cifras de las Naciones Unidas, Estados Unidos tiene por ejemplo seis veces más homicidios por armas de fuego que Canadá y 15 más que Alemania (la comparación es únicamente entre países desarrollados con similares niveles de vida, ingresos, etc).

 

El que existan tantas armas de fuego en Estados Unidos tiene por supuesto que ver con la segunda enmienda de la Constitución que garantiza el derecho a portar armas. Mientras algunos piden que se reabra el debate sobre las leyes del control de armas, los que están a favor de la portación aseguran que se les está tratando de quitar su derecho constitucional a estas.

 

El debate sin embargo, debería de estar centrado no en si tal derecho es absoluto, o de si los que proponen más control de armas toman ventaja de estos incidentes para traer el tema a la discusión pública, sino en algo evidente: otras dos muertes violentas, en este caso en televisión en vivo, que se suman a las decenas de miles que trágicamente se producen cada año en el país. Según la organización The Brady Campaign, diariamente mueren 89 personas por violencia con armas de fuego.

 

Para muchos que no tenemos contacto con armas de fuego el fallecimiento de los dos periodistas causa una impresión tremenda. No sólo por su muerte obvio, sino por lo que se ve en televisión y en algún momento en imágenes publicadas por el supuesto asesino en Twitter y Facebook, que luego fueron sacadas de Internet.

 

El tipo acusado de disparar apunta la pistola hacia la reportera Alison Parker que apenas a unos metros a la distancia entrevistaba a una mujer sobre el turismo en la zona. La imagen de la pistola en primer plano es tan impactante como los disparos mismos contra la reportera que se producen instantes después. Luego de dispararle a la reportera el sujeto le disparó al camarógrafo Adam Ward y a la entrevistada Vicki Gardner.

 

En el caso hay un componente racial que sin duda será parte de la discusión sobre las motivaciones del individuo –de nombre Vester Flanagan y conocido también como Bryce Williams- para hacer lo que hizo. El hombre, de origen afro americano y quien murió más tarde en un hospital a causa una herida de bala que se provocó el mismo cuando era perseguido por la policía, sugiere en su escrito en Facebook que la reportera en algún momento hizo comentarios racistas contra él.

 

El tipo además, había levantado en el pasado demandas legales contra dos estaciones de televisión, incluyendo la de Virginia en la que trabajaban los dos periodistas muertos, por discriminación racial (Flanagan/Williams trabajó también en esa estación).

 

De nuevo, lo ideal sería que más allá de estas motivaciones sobre el crimen la discusión se centrara en lo del control de armas de fuego. Independiente de si el individuo tenía resentimientos contra los dos periodistas, de si tenía problemas mentales o de lo que sea –obviamente nada justifica las muertes-, lo importante es abrir la discusión sobre si hay que limitar el acceso a las armas de fuego, de si hay que poner más requisitos antes de que la gente las pueda adquirir.

 

El gobernador de Virginia, el demócrata Terry McAuliffe, ha llamado a que se establezcan mayores controles para adquirir armas de fuego, en particular la exigencia de que se investigue los antecedentes penales de cualquier persona que pretenda comprar una pistola o similar. Actualmente no se investiga a quienes las compran en un show de ventas de armas de fuego.

 

La legislatura en Virginia se ha resistido a pasar estas leyes, no obstante que ahí en ese estado fue donde se dio en 2007 la masacre de la Universidad Técnica de Virginia donde un joven estudiante mató a 32 personas.

 

“Tenemos una horrible historia en este asunto”, señaló McAuliffe. “No descansaremos hasta que hayamos hecho lo que sea necesario para eliminar de nuestra sociedad la violencia con armas de fuego que puede prevenirse y que resulta en tragedias como la de hoy”.

 

Llama la atención también que muchos de los políticos que están en campaña presidencial se han pronunciado sobre la muerte de Alison Parker y Adam Ward. Todos los republicanos manifiestan su pesar, condolencias y demás por las pérdidas de vida. Ninguno sin embargo, toca el tema del control de armas de fuego.

 

En el lado demócrata, Hillary Clinton es la única que claramente vincula el tema de las muertes con el control de armas de fuego. “Con el corazón roto y enojada. Debemos actuar para detener la violencia con armas, y no podemos esperar mas”, señaló Clinton en su cuenta de Twitter. 

 

La Casa Blanca también vínculo las muertes a lo del control de armas de fuego. Este es “otro ejemplo de violencia con armas que es demasiado común en comunidades grandes y pequeñas en todos los Estados Unidos”, señaló el vocero del Presidente Obama.

 

“Mientras no hay pieza de legislación que le ponga fin a la violencia, sí hay algunas cosas de sentido común que sólo el Congreso puede hacer y que sabemos tendrán un impacto significativo en la reducción de la violencia en este país”, añadió el vocero Josh Earnest.

 

El tema por supuesto, no es fácil. Esta división entre republicanos y demócratas hace que sea casi imposible que se avance en leyes sobre el control de armas.

 

Valen hoy sin embargo, las palabras del gobernador McAuliffe de que “mantener las armas fuera de las manos de gente que las usará para dañar a nuestras familias, amigos y seres queridos no es un asunto político; es algo para asegurar que más gente pueda regresar sana y salva a su hogar al final del día”.