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No sorprende la destitución del 'Piojo' Herrera en México

La agresión al periodista de TV Azteca fue la gota que derramó el vaso

La destitución de Miguel Herrera como entrenador de la selección mexicana de fútbol no debería de sorprender a nadie. El incidente del lunes en el que el técnico golpeó a un comentarista deportivo fue sólo la gota que derramó el vaso. 

Antes estuvo lo de los mil y un comerciales en los que Herrera participó. Nada malo con hacer dinero del puesto de seleccionador nacional, pero todo tiene un límite. Debe de haber cierta dignidad en lo de ser técnico del Tri. No se vale lucrarse como si mañana se terminara el mundo y hay que anunciar lo que sea aprovechándose de la popularidad que da el cargo.

Herrera además se metió en otro lío aun mayor cuando se vinculó via twitter con el Partido Verde, entidad política a lo menos controversial, sino es que con frecuencia en la ilegalidad (ha sido multado varias veces por violación a la ley electoral). Pero lo peor es que en general un técnico no puede tomar partido en los temas de política partidaria.

En fin, que lo del Piojo era simplemente insostenible.

Y esto sin juzgarlo por lo que en verdad se le pagaba: el desempeño del tricolor. Aun sólo por esto estaría justificado que lo despidieran si se toma en cuenta la eliminación temprana de México en la Copa América y el triste papel en la Copa de Oro, la cual aunque se ganó no convenció a nadie.

Cuesta entender entonces lo que señaló Decio de María, el presidente en funciones de la Federación Mexicana de Fútbol, al anunciar el despido de Herrera de que no había sido “una decisión sencilla”, sino que al contrario “compleja”.

La verdad es que desde el momento en que se supo de lo de la agresión de Herrera al comentarista de Televisión Azteca Christian Martinoli en el aeropuerto de Philadelphia no había nada de complejo en la decisión. Había que despedir al técnico por la simple razón de que es inaceptable que el entrenador de la selección nacional haga una acción de ese tipo. 

La única discusión que quedaba o que podría ameritar un razonamiento “complejo” como senaló el federativo era de si se le despedida por que si o se le echaba a la calle via una rescisión de contrato con lo que se estaba obligado a pagarle lo que restaba del contrato.

Con todo, De Maria dijo cosas rescatables o que al menos dan una idea de que los hombres de saco y corbata que rigen el mundo futbolero mexicano entienden lo grave de la conducta del Piojo -la verdad son los dueños de los equipos los que mandan en el futbol mexicano, los federativos son simplemente sus empleados-.

“Los partidos no terminan cuando el árbitro pita el final”, explicó De María. “En nuestra profesión los partidos nunca terminan y como personajes públicos y que representamos a una institución, tenemos que tenerlo perfectamente claro”.

Y ese el punto de lo de Herrera, que el tipo pareciera que nunca entendió que era un “personaje público” que representaba “a una institución”. Y no un personaje público cualquiera, es decir un funcionario detrás de un escritorio o algo por el estilo, sino un personaje que es visto y tomado como modelo por la juventud, por el mundo futbolero y que representa al país todo. La selección es una de las caras del país y en Mexico en particular, el Tri es como decia Maradona respecto de su Boca Juniors, “un sentimiento”, o quizá más todavía.

Lástima por el Piojo. La verdad es que el tipo le trajo en su momento alegría a una selección y a un país que estaba en un hoyo negro a punto de no clasificar para la Copa del Mundo en Brasil 2014. Herrera la tuvo fácil y consiguió la clasificación en el repechaje ante Nueva Zelanda. Luego en Brasil gracias en particular a lo que es su principal atributo como técnico -la capacidad de motivar- hizo que el Tri tuviera un desempeño decoroso ante los grandes del fútbol mundial. Luego sin embargo, vendría el desliz a cien por hora.

Herrera nunca más pudo recuperar el nivel de juego de la Copa del Mundo y entretanto seguía con sus comerciales y más comerciales, lo mismo que con sus disputas con la prensa. Aun cuando sus respuestas eran muchas veces chistosas o sin el dolo o el enojo de por ejemplo el otro técnico Chepo de la Torre, era claro que a Herrera le ganaba su temperamento. Así como se hizo famoso con esas fotos y videos que lo mostraban celebrando con toda la emoción del mundo los goles en el Mundial, así era frecuente que reaccionara con ataques también muy emocionales ante las criticas de los periodistas.

En los tiempos que hoy se viven de internet, redes sociales, de una atención constante de la prensa, en fin de una realidad en la cual esas figuras publicas como el técnico del Tri están en el ojo del huracán todo el tiempo, se requiere que quien esté en el puesto tenga mucha sangre fría. Que sepa controlar sus nervios y emociones y que tenga además una gruesa piel para no alterarse ante los ataques y críticas. El Piojo ciertamente no está hecho en esta tesitura. Su salida del Tri entonces era sólo cuestión de tiempo. 

Por cierto, lo del Piojo debería de ir más allá del futbol. Lo hecho por la federación es para que lo tome en cuenta el resto de la sociedad. Es un ejemplo de las consecuencias que vienen cuando alguien comete un error. De que muchas veces se necesita de que no le tiemble la mano al tomar decisiones para destituir a esas “figuras públicas” que no cumplen con su deber o que hacen ver mal a la nación. En este caso el fútbol como ejemplo de lo que debería de pasar en la vida política del país.