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¿Cómo pueden llegar más estudiantes latinos a las universidades Ivy League?

Las escuelas de la Ivy League y otras universidades altamente selectivas ofrecen generosos paquetes de ayuda financiera según las necesidades

Desde muy temprana edad, Carolina García, se veía a sí misma asistiendo a una de las mejores universidades de la nación. Y ahora, ese sueño está a punto de convertirse en realidad.

La estudiante de 18-años de la Escuela Secundaria McClintock en Tempe, Arizona, fue aceptada en dos escuelas de la llamada Ivy League, la Universidad de Columbia y la Universidad de Princeton, así como en otras universidades y colegios prestigiosos. A ella también le ofrecieron importantes paquetes de ayuda financiera para cubrir la matrícula.

"Me siento muy honrada de haber sido aceptada en estas grandes universidades", reconoció García, quien dijo además que piensa escoger la escuela a la que va a asistir después de visitar la Universidad de Princeton. "Estoy muy emocionada de continuar mi educación y ampliar mis horizontes, y con esto inspirar a otros para que sueñen en grande".

No es fácil ser aceptada en una de las 8 escuelas de la Ivy League de la nación - Brown, Columbia, Cornell, Dartmouth, Harvard, Princeton, Yale y la Universidad de Pennsylvania. Son algunas de las escuelas más difíciles de entrar, con tasas de aceptación entre 6 y 14 por ciento. Por ejemplo, en la Universidad de Harvard, solicitaron admisión para la graduación del 2018 un total de 34.295 estudiantes, pero sólo 2.023, o el 5.9 por ciento, lo consiguió.  En la actualidad, como hay más estudiantes nacionales e internacionales compitiendo por un número limitado de plazas, es difícil lograr la admisión en muchas escuelas. 

Las escuelas Ivy League, y otras altamente selectivas, buscan estudiantes que tienen calificaciones estelares, con elevada puntuación en los exámenes estándar y que se retan a sí mismos participando en algunos de los cursos más difíciles que se ofrecen en la escuela secundaria, como son los cursos avanzados  (AP Advanced Placement). También buscan a estudiantes involucrados en actividades extracurriculares y comunitarias.

Los estudiantes que provienen de familias afluentes tienen más probabilidades de conocer estos requisitos que los estudiantes de familias de bajos ingresos como la de García, cuyos padres nunca fueron a la universidad. Muchos estudiantes latinos y sus familias también se desaniman por el costo de los $ 60.000 anuales, y no saben que las escuelas de la Ivy League y otras universidades altamente selectivas ofrecen generosos paquetes de ayuda financiera según las necesidades.

Deborah Santiago, co-fundadora de Excelencia en Educación, dijo que los estudiantes latinos pueden mejorar la posibilidad de obtener una educación Ivy League si comienzan a prepararse desde temprano. Eso incluye investigar los requisitos de admisión y matricular en los cursos más difíciles cada año.


"La trayectoria comienza temprano con el conocimiento de cuáles son las expectativas de las universidades más selectivas y luego asegurarse de trazar, literalmente, desde la escuela secundaria, el tipo de preparación académica que le ayudará a conseguirlo", aseguró Santiago.

Santiago dijo que los estudiantes deben rodearse de compañeros que compartan el mismo interés y las ganas de asistir a una escuela altamente selectiva. Esto puede lograrse participando juntos en sesiones de estudio, en programas de preparación universitaria, o acercándose a estudiantes que ya están en una escuela Ivy League, o en otra prestigiosa universidad, que puedan ayudar a allanar el camino.

Eso es exactamente lo que hizo García, quien empezó a prepararse para el proceso de solicitud de una Ivy League desde su segundo año. Matriculó en clases del colegio de honores y se involucró en una serie de actividades extracurriculares, todo eso mientras trabajaba para mantener a su madre y hermano.

Ella también se unió al Proyecto Arizona Ivy League. El programa guía a los estudiantes de alto rendimiento y en desventaja económica a través del competitivo proceso de admisión. También los conecta con estudiantes que crecieron en el mismo barrio y que en la actualidad asisten a las escuelas de la Ivy League.

"Muchos de los estudiantes que ayudamos no tienen la formación académica, o los padres no los apoyan, por eso los guiamos hasta el final del proceso", dijo James Montoya, el director ejecutivo de la organización.

El programa también ofrece a los estudiantes la oportunidad de visitar los recintos de la Ivy League en la Costa Este y reunirse con sus estudiantes y el personal de admisión. Este año visitaron 10 escuelas, incluyendo la Universidad de Harvard, Wellesley College y la Universidad de Brown. Montoya dijo que las visitas ayudan para que los estudiantes se vean a sí mismos asistiendo a tan prestigiosos colegios y universidades.

Viviana Arroyo, de 19 años de edad y procedente de Arizona, dijo que sin duda se vio a sí misma en la Universidad de Yale, cuando visitó el campus por primera siendo una estudiante de secundaria. Ahora es una estudiante de primer año allí y dijo que se debía en gran parte a la ayuda que recibió de programas como el Proyecto Arizona Ivy League.

"Yo no tenía los recursos que muchos de los estudiantes que acuden a este tipo de escuelas tienen", apuntó Arroyo. "Pero debido a programas como Be a Leader (Sea Líder) y el Proyecto Ivy League, tuve la oportunidad de recibir ayuda y complementar lo que no tenía".

Andrés González, de 21 años y estudiante de último año en la Universidad de Pennsylvania, comentó que tampoco tenía los recursos para solicitar una escuela de la Ivy League. "Siempre supe que quería ir a uno de los colegios más importantes, pero no sabía cómo llegar", dijo.

Mientras asistía a la escuela secundaria en California, González participó en un programa de preparación universitaria llamado Bright Prospect. El reconoció que el programa le ayudó a ser aceptado en la escuela de sus sueños. En mayo, se convertirá en el primero de su familia en graduarse de la universidad.

"Es un logro importante", reconoció González de su graduación.

Timoteo Sandoval, director de Bright Prospect, explicó que el objetivo del programa es "asegurar no sólo que los estudiantes entren a la universidad, sino que se gradúen de la universidad". El programa logra su objetivo manteniendo la comunicación con los estudiantes durante sus años universitarios.

Además, el programa trabaja en estrecha colaboración con los padres latinos, muchos de los cuales se ponen nerviosos porque sus hijos se van de la casa para asistir a la universidad. El programa explica a los padres los beneficios de asistir a una Ivy League y a otras escuelas de prestigio.

"A veces nuestras familias no entienden la diferencia entre un colegio comunitario local y la Universidad de Princeton", expresó Debbie Gallardo, una ex alumna de Bright Prospect que se graduó de Franklin & Marshall College en el 2010. "Eso es lo que pensaban mis padres. ¿Por qué no te puedes quedar e ir a un colegio comunitario aquí?" Ellos no entendían la diferencia en relación a los tipos de instituciones, por eso es importante tener esas conversaciones con los padres".

Los programas como el Proyecto Arizona Ivy League y el Bright Prospect son efectivos para ayudar a que los estudiantes latinos sean admitidos en las escuelas de la Ivy League. Pero solo pueden llegar a unos cuantos estudiantes.

Sandoval dijo que le gustaría que las universidades de la Ivy League hicieran más por alcanzar a los estudiantes latinos.

"Creo que a veces los estudiantes ni siquiera piensan que tienen la oportunidad de entrar en una universidad o colegio de la Ivy League", reflexionó.

"Probablemente están pensando 'porque yo voy a esta escuela secundaria, no voy a poder entrar a Harvard o Yale'. Y creo que es ahí donde las universidades Ivy League tienen un papel importante, que es ir a las escuelas secundarias, ir a las organizaciones comunitarias y demostrar que es posible".