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Maduro acusa a EEUU de intervención y espionaje en Venezuela

Estados Unidos es parte de los 'planes conspirativos' contra el país dijo el mandatario

El Presidente venezolano Nicolas Maduro ha elevado la temperatura en su batalla verbal con Estados Unidos, al acusar una vez más a Washington de injerencia y de “planes conspirativos” en el país sudamericano, incluyendo la supuesta presencia en Venezuela de espías que trabajan para el gobierno de Obama. 

En respuesta, Maduro ha ordenado una serie de medidas diplomáticas contra Estados Unidos, tales como la reducción del personal en la embajada estadounidense en Caracas, el establecimiento del requisito de visa para viajar a Venezuela y la prohibición para que visiten el país una serie de figuras políticas entre ellos el ex presidente George W. Bush, el ex vice presidente Dick Cheney y los congresistas de la Florida Ileana Ros-Lehtinen y Mario Díaz-Balart, lo mismo que el senador Marco Rubio.

“Tengo videos, audios y documentos con pruebas de que Estados Unidos atenta contra la Constitución de Venezuela”, aseguró Maduro el sábado en un llamado mitin “anti imperialista” en la capital venezolana. 

En cierto sentido lo dicho por Maduro no sorprende. No es nuevo lo de acusar a Estados Unidos de ser parte de una supuesta conspiración de sectores de oposición venezolanos para derrocar al gobierno del sucesor de Hugo Chavez. Lo nuevo en este caso -más allá de las medidas en respuesta- es la acusación de que hay “espías” estadounidenses o de otra nacionalidad pero pagados por Washington, operando en territorio venezolano. 

Como es usual en las acusaciones del gobierno de Maduro, no obstante que se habla de tener “videos, audios y documentos con pruebas”, lo de los espías es por decir lo menos, nebuloso. Por un lado se habla de que se capturó en el estado del Táchira a un piloto de origen latinoamericano “con toda clase de documentos” en su poder y quien supuestamente sería agente del espionaje estadounidense. Maduro habló del caso pero no presentó pruebas y tampoco dijo donde se encuentra el piloto.

El otro caso aparentemente relacionado con lo del espionaje -aunque no mencionado por Maduro en el mitin- es el de un grupo de cuatro misioneros estadounidenses de una Iglesia protestante de Dakota del Norte quienes fueron capturados hace unos días en Venezuela y puestos en libertad el sábado.  

Las acusaciones contra Estados Unidos se dan en momentos en que cada día se agrava la crisis venezolana. Es no sólo que continúa la escasez generalizada de toda clase de productos con gente haciendo cola el día entero para ingresas a supermercados que tienen poco a la venta, que la inflación sigue imparable -cerca del 70% anual-, que el dólar en el mercado negro rebasó esta semana la simbólica cifra de los 200 bolívares, sino que además, el gobierno busca enemigos y conspiraciones por donde sea.

Hace unos días fue el alcalde de Caracas Antonio Ledezma quien fue metido preso bajo la acusación de ser parte precisamente de una conspiración para derrocar al gobierno de Maduro.  Una supuesta conspiración de la que la única prueba que se ha presentado a la opinión pública es un desplegado firmado por Ledezma y otras dos figuras de la oposición donde llaman a un Acuerdo Nacional para la Transición. 

Hoy sería el turno de Estados Unidos. Washington supuestamente estaría en coordinación y/o apoyando a estas figuras de la oposición venezolana en lo del golpe de estado contra Maduro. En esta lógica del gobierno, una de las medidas que anunció el presidente el sábado es que los diplomáticos estadounidenses en Venezuela deberán pedir autorización al gobierno para cualquier encuentro con grupos o personalidades venezolanas. 

“No me va a temblar la mano para meterlos presos”, advirtió un desafiante Maduro en referencia a los lideres opositores. 

Estados Unidos ciertamente no tiene la mejor relación con el gobierno de Maduro. Washington para el caso, ha pasado una ley por medio de la cual se les cancela la visa para Estados Unidos a funcionarios del gobierno venezolano acusados de violaciones a los derechos humanos lo mismo que se les congelan sus fondos y propiedades en USA. 

Con todo, hasta donde se sepa no hay un esfuerzo sistemático -o alguna orden u autorización secreta, o la acción clara de la CIA como por ejemplo lo hubo contra el gobierno izquierdista de Salvador Allende en Chile en los años 70s- para hacer caer a Maduro. 

Lo único cierto es que Estados Unidos -más allá de si gusta o no del heredero chavista- sigue comprando petróleo venezolano. Y además, pagando en efectivo. Estados Unidos compra diariamente a Venezuela alrededor de 800 mil barriles de petróleo que paga en cash y a precios de mercado. 

Vale la mención de esto de efectivo y a precios de mercado debido a que Venezuela vende petróleo a países como China, Cuba y otros países del Caribe y Centro America, bien al crédito, bien con descuento o incluso en una especie de trueque -con Cuba, a cambio de los servicios de médicos y otro personal cubano en Venezuela. 

En pocas palabras, ese supuesto enemigo que trata de serrucharle el piso a Maduro es su principal comprador de petróleo. El que le provee de dólares constantes y sonantes en momentos en que Venezuela necesita esas divisas como el aire para medio llenar el agujero en sus finanzas públicas creado por la baja en los precios internacionales del petróleo y para financiar sus importaciones. 

Más allá de tensar la relación bilateral con el gobierno de Obama -en momentos por cierto que este gobierno en Washington ha dado un giro histórico en su relación con el ‘patrón ideológico’ de los chavistas, la Cuba castrista- y de utilizar los ataques y supuesta intervención de Estados Unidos como pretexto para golpear a la oposición política, no queda claro qué más conseguirá Maduro con la escalada verbal y diplomática contra Washington. 

Quizá el mejor consejo en todo esto es lo que el Papa Francisco recomendó a los venezolanos -Maduro incluido por supuesto- en su mensaje dominical en este inicio del tercer mes del año: iniciar “un dialogo sincero y constructivo”. 

Venezuela vive “momentos de aguda tensión”, señaló el siempre bien informado pontífice, quien pidió rezar “por la víctimas”, en particular “el chico asesinado hace pocos días en San Cristobal” -el joven de 14 años Kluiberth Roa, muerto por una bala de goma lanzada por la policía.