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Viraje histórico en la política de EEUU hacia Cuba

Es la primera ocasión en que los líderes de ambas naciones conversan directamente luego de cinco décadas de incomunicación y desencuentros

La tradicional hostilidad entre Estados Unidos y Cuba tras un diferendo político de 53 años inició este miércoles un inesperado conteo regresivo.

 

La liberación del contratista estadounidense Alan Gross, condenado a 15 años de cárcel, a cambio de tres agentes cubanos presos por espionaje en Estados Unidos, pavimentó el camino de la negociación entre Washington y La Habana, que anunciaron simultáneamente el comienzo de conversaciones para restablecer las relaciones diplomáticas, rotas en 1961 en plena efervescencia de la Guerra Fría. La Casa Blanca insistió en que la clave del canje fue un espía al servicio de Estados Unidos, preso por 20 años en la isla y cuya identidad no fue revelado, atribuyendo la salida de Gross a “razones humanitarias”. 

 

Un año medió entre el apretón de manos entre Barack Obama y Raúl Castro durante los funerales de Nelson Mandela en Sudáfrica, el 10 de diciembre de 2013, y la conversación de 45 minutos entre ambos mandatarios este martes, en vísperas de pasos trascendentales para el futuro de la relación bilateral.

 

El diálogo entre Obama y Raúl Castro comporta también un significado simbólico. Es la primera ocasión en que los líderes de ambas naciones conversan directamente luego de cinco décadas de incomunicación y desencuentros.

 

La decisión es histórica y marcará sin dudas un antes y un después entre las dos naciones, como sucedió con el restablecimiento de relaciones entre Estados Unidos y China en 1973. Se trata de una reformulación de la política estadounidense que tendrá un impacto inmediato a ambos lados del Estrecho de la Florida.

 

Para comenzar, en los próximos meses EEUU abrirá una embajada en La Habana y se realizarán intercambios y visitas de alto nivel entre los dos gobiernos como parte del proceso de normalización. La subsecretaria de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, Roberta Jacobson, encabezará la delegación estadounidense en la próxima ronda de negociaciones sobre temas migratorios que tendrá lugar en La Habana en enero del 2015, y que será el primer escalón para los compromisos previstos a mediano plazo.

 

Por orden ejecutiva de Obama quedarán también retirados obstáculos que impedían operaciones comerciales y bancarias entre empresas de ambos países, compras de bienes cubanos como tabaco y ron (hasta $100) por parte de residentes en Estados Unidos, y los visitantes de este país podrán emplear tarjetas de crédito y de débito en la isla.

 

La Oficina para el Control de Bienes Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro y el Departamento de Comercio replantearán sus programas de regulaciones respecto a Cuba, lo que levantará la vigilancia sobre transacciones bancarias, envíos de remesas y apertura de cuentas en instituciones financieras radicadas en territorio estadounidense, y favorecerá las operaciones de compraventa de mercancías y medicamentos.

 

Aunque no se abrirá completamente el turismo desde Estados Unidos, los ciudadanos estadounidenses podrán viajar con licencias generales, sin necesidad de solicitar una licencia específica a las autoridades del Tesoro.

 

También se permitirá a proveedores de telecomunicaciones negociar servicios y brindar infraestructura para las conexiones de internet y el mejoramiento de las comunicaciones telefónicas entre ambos países.

 

En el plano de las relaciones políticas, Obama ha dado instrucciones para iniciar una revisión sobre la inclusión de Cuba en la lista de países que patrocinan el terrorismo.

 

El paquete de medidas descongela a la vez otras negociaciones trabadas por años como consecuencia de las tensiones bilaterales, como el proceso para discutir la frontera marítima no resuelta en el Golfo de México entre Cuba, Estados Unidos y México.

 

Solo con una apurada mención a estas medidas se comprenderá que el giro político de Washington es, claramente, una estocada al embargo, que quedaría como una entelequia formal pero sin los resortes que limitaban hasta ahora las actividades comerciales.

 

Como colofón, Obama ha decidido que asistirá a la Cumbre de las Américas en Panamá, fijada para abril de 2015, donde probablemente se produzca un encuentro con Raúl Castro, invitado por primera vez al foro continental.

 

La estratégica movida de Obama sobre Cuba tiene un objetivo estratégico que rebasa incluso la relación con Cuba. La Casa Blanca ha apostado por una restauración de los vínculos con la isla que le permita, a la vez, renovar y potenciar su liderazgo hacia América Latina.

 

Washington ha aceptado finalmente el reto de abrirse a Cuba, a contracorriente de la voluntad de influyentes sectores políticos y empresariales de la comunidad cubana del Sur de la Florida. Pero sin dudas una nueva era parece vislumbrarse en la accidentada historia entre Estados Unidos y la isla vecina.