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Ted Cruz y sus "21 horas y 18 minutos de fama"

Ted Cruz y sus "21 horas y 18 minutos de fama"

El senador de Texas Ted Cruz habló por más de 21 horas seguidas en protesta contra la ley de salud del Presidente Obama, consiguiendo entrar en el libro de récords del senado y ser objeto de la atención de la opinión pública. La pregunta ahora es: ¿qué consiguió o qué pretendía el Senador?

Acaso tendrán razón sus críticos quienes señalan que lo hecho fue “una gran pérdida de tiempo”, tal lo dicho por Herry Reid, el líder demócrata en el Senado.

En términos prácticos, el Senador de padre cubano no consiguió absolutamente nada.

Inmediatamente después de que concluyó su asalto verbal sobre la ley de salud de Obama, el Senado votó por unanimidad -100 votos a cero- para precisamente terminar con la discusión sobre lo que hablaba Cruz. Tan extraño o sin sentido todo, que hasta el mismo Senador texano votó en favor de cerrar el debate, y por supuesto también lo hicieron sus colegas republicanos.

Es posible que lo de Cruz sea precisamente eso, una gran pérdida de tiempo, o “un circo” como varios han calificado las horas que estuvo en el podio del Senado, o un ejemplo de lo mal que funcionan la política -y los políticos- en Washington.

De las tantas cosas que dijo, una de las que más se ha hecho burla es su mención del cuento de los “Huevos Verdes y el Jamón”, proveniente de uno de los libros del Dr. Seuss, uno de los autores más populares en Estados Unidos en las lecturas que hacen los padres a sus hijos pequeños.

El Senador se tomó algunas libertades sobre el texto del Dr. Seuss para adecuarlo a su objetivo de atacar lo que los republicanos llaman el “Obamacare” (la ley de salud del presidente). “Cuando los estadounidenses los probaron, descubrieron que no les gustaban los huevos verdes y el jamón, y tampoco les gustaba el Obamacare”, leyó Cruz. “No les gustaba el Obamacare en una caja, con un lobo, en una casa o con un ratón. No está funcionando”.

Cruz contó además de que cuando era niño su padre Rafael le leía el libro del Dr. Seuss, llegando tan lejos como a asegurar que fue su papá quien inventó la receta de los huevos verdes. En broma o en serio, el punto es que la referencia a la historia de los “Huevos Verdes y el Jamón” forma parte ahora del registro oficial del Senado de los Estados Unidos. Ridículo para algunos, necesario para otros para llamar la atención sobre lo que consideran es lo terrible que sucederá si se aplica el “Obamacare”.

Más allá de cual sea el calificativo que se le quiera dar a lo de Cruz, lo cierto es que el Senador no está solo en esto. Cruz representa a un importante sector del partido republicano -el llamado ‘Tea Party”- para el cual el ataque a las políticas del Presidente Obama, en este caso la ley de salud, justifica acciones como la de tomar la tribuna del senado por casi un día entero.

Cruz, además, tiene aspiraciones presidenciales. Así como ha sido ridiculizado por muchas de las cosas que dijo durante las horas que estuvo en la tribuna, el Senador sabe que para mucha de esa base republicana el hecho mismo de estar ahí enfatizando el punto de que se está en contra de la ley de salud le da una gran credibilidad con las bases del partido.

La de Cruz ha sido una carrera meteórica. Abogado que estudio en las prestigiosas universidades de Harvard y Princenton, campeón en competencias de debate, a los 42 años de edad recién llegó al Senado este mismo año. Ganó su lugar como el segundo senador por Texas en la elección de noviembre pasado y en pocos meses se ha puesto de tú a tú con otros senadores que eran favoritos del “Tea Party” y quienes también tienen aspiraciones presidenciales, tales como Marco Rubio o Rand Paul. 

Lo de Cruz no admite concesiones, el Senador va a la yugular, ataca al presidente Obama aun cuando sabe que no tiene posibilidad alguna de ganar el pleito, inclusive si con ello genera molestia entre los mismos senadores republicanos. Se le tilda de arrogante, de romper la disciplina partidaria y de no respetar las tradiciones del Senado. Aun peor, a menudo pone a los líderes republicanos en posiciones incómodas que les hace difícil las negociaciones.

“Esta es una batalla para restaurar las libertades de la gente”, señaló Cruz en algún momento de sus horas en el podio del senado. “Esta es una batalla para hacer que el ‘establishment’ de Washington -el imperio- escuche a la gente”.

Uno de los colegas republicanos con los que Cruz ha tenido más choques es con el senador John McCain, quien es de los pocos que todavía acepta negociar con los demócratas o el presidente (lo hizo, por ejemplo, para pasar la ley de reforma migratoria). En este tema de la ley de salud, Cruz y McCain están en esquinas distintas. Según McCain, más allá de que los republicanos odien la ley y que quieran quitarle los fondos -que era el objetivo de la protesta de Cruz- el punto es que la ley no sólo ya se aprobó sino que fue discutida a fondo en la elección de 2012.

“Hice campaña por dos meses por todo Estados Unidos y en cada mitin dije: ‘tenemos que reemplazar y revocar Obamacare’”, dijo McCain en una intervención, luego de lo que calificó como “una extendida oratoria” de Cruz. “Bueno, el pueblo habló. Hablaron, mucho a mi disgusto, pero hablaron y reeligieron al presidente de los Estados Unidos”.

Lo de McCain se resume en una frase que él mismo añadiría: “las elecciones tienen consecuencias”. El “Obamacare”, más allá de lo del senador Cruz y sus 21 y tantas horas en el podio del Senado, iniciará el próximo martes primero de octubre una de sus fases más importantes. De seguro que el Presidente no dará marcha atrás en lo que es su principal logro legislativo. 

Cruz, entretanto, habrá ganado no sólo sus quince minutos de fama -y el ridículo y la burla de sus críticos- sino la adoración de gran parte de las bases del partido republicano. Para mucha gente que no sigue la política de cerca, lo de Cruz sólo confirma lo extraño o disfuncional que es Washington.