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Acción afirmativa a la Corte Suprema

La raza, a examen en la Corte Suprema

Columna de Opinión/Por Carlos Rajo


La decisión de la Corte Suprema de Justicia de conocer y eventualmente sentenciar en el caso de una estudiante de raza blanca que alega fue discriminada cuando trató de ingresar a la Universidad de Texas, es preocupante para las minorías en particular para los latinos y los afroamericanos.

Como todo lo que tiene que ver con el asunto racial en Estados Unidos, el tema de la raza o el origen étnico de los estudiantes (negro, latino, etc.) en los procesos de admisión a las universidades ha sido siempre un asunto controversial.

En general para los conservadores, ese elemento de la raza -u origen étnico en el caso de los latinos- del joven estudiante no debería de considerarse a la hora de analizar si se le admite en la universidad. Que los elementos que deben tomarse en cuenta, sigue el argumento, son la aptitud académica, sus calificaciones, sus cualidades de liderazgo y muchos otros factores que dan una descripción del individuo pero que no tienen que ver con que si el joven es negro, latino, asiático, etc.

En general, también para los liberales (que van desde gente de centro hasta de izquierda), debido a la historia que tiene el país de discriminación racial y de desigualdades económicas, es necesario que se tome en cuenta el origen racial o étnico del joven estudiante a la hora de determinar la admisión a las universidades. En algún momento se llegó al extremo de considerarlo como un factor central y se estableció la llamada “acción afirmativa” donde se daban cuotas sobre cuántos estudiantes negros o latinos entrarían a determinada universidad.

Hubo luego una reacción negativa en la sociedad y esta “acción afirmativa” poco a poco fue desapareciendo o al menos modificándose. En el año 2003 hubo un caso que también llegó a la Corte Suprema de Justicia -similar al del que ahora la Corte dice conocerá- y que de alguna manera marcó el precedente o los parámetros de lo que ahora existe en la mayoría de estados y universidades públicas (en lugares como California esto no se aplica debido a que en otro momento se pasó un Proposición que impide la consideración del factor raza en la admisión a la Universidad).

Lo que la sentencia de la Corte de 2003 estableció fue que las universidades sí pueden tomar el factor raza u origen étnico como un elemento a considerar al momento de evaluar la solicitud de ese muchacho o muchacha que desea ingresar a la universidad. No como el elemento central, pero sí como un factor a tener en cuenta para evaluar si se le acepta. La idea detrás de la sentencia de la Corte era que al incluir la consideración del factor raza se estaría al menos más cerca de conseguir “diversidad racial” en las universidades (es decir, que no solo hubieran blancos o asiáticos, por poner un ejemplo, en los planteles educativos, sino también estudiantes de otras minorías. Por fin, el país es así, de mayoría blanca pero con negros, latinos, etc.).

El temor que ahora se tiene con lo anunciado por la Corte de que revisará el caso de la joven de Texas es que cuando llegue la hora de sentenciar los magistrados decidan que eso que sus colegas decidieron en 2003 no se aplica más. Que lo del factor racial ni siquiera puede ser considerado como un factor más en la evaluación que se hace de un estudiante que ha solicitado entrar a tal o cual universidad.

Lo de Texas es diferente a muchos otros estados. Sucede que en ese estado el 10% que mejor sale en calificaciones de cada escuela pública tiene garantizado el derecho a la Universidad de Texas. Esto de alguna manera ha permitido que haya diversidad racial en el cuerpo estudiantil.

La joven del juicio que conocerá la Corte en su momento intentó entrar a la Universidad. No pudo porque no estaba entre el 10% mejor de su escuela secundaria. Tampoco fue escogida entre el resto que se escoge de los solicitantes que no están entre ese 10%. Según ella, ahí estuvo el problema.

La joven alega que en la selección de ese segundo grupo la Universidad de Texas no debería de haber aplicado el criterio de la sentencia de la Corte de 2003. Que se debió de escoger únicamente en base a calificaciones, antecedentes, etc. pero sin tomar en cuenta el factor racial o étnico. Que de seguro ella no fue aceptada porque en ese segundo grupo de gente que se consideró hubieron afro americanos, latinos o de otras minorías a los cuales les favoreció que los consideraran como tales. Que ella entonces, como blanca, perdió ante los estudiantes de minorías.

Esto es entonces lo que conocerá la Corte. Es posible que al final los magistrados sentencien sólo sobre Texas y ese segundo grupo después del 10% de mejores estudiantes. O también es posible que sentencien sobre todo el tema racial en el contexto de la admisión, es decir, que le metan mano a la sentencia de 2003.

Los antecedentes y posiciones ideológicas de los jueces dan lugar a que haya temor entre los que apoyan la idea de que se incluya el factor raza en las admisiones a las universidades públicas.

Sucede que la juez que fue la arquitecta de la sentencia de 2003, Sandra Day O’Connor, no está más en la Corte. Se retiró hace varios años. Quien la sustituyó, el juez Samuel Alito, es más conservador y quien en el pasado ha dicho no estar en favor de considerar estos temas raciales en procesos de admisión o situaciones similares. El presidente de la Corte, además, el juez John Roberts, también ha dejado ver en el pasado que no ve con simpatía estos casos que suenen, parezcan o resulten en tipos de “acción afirmativa”.

Y para agravar las cosas, una de las jueces liberales en la Corte, Elena Kagan, se excluyó del caso de la joven de Texas debido que en su momento participó en el caso cuando trabajaba como abogada del gobierno. En suma, de los ocho jueces que conocerán del caso, solo tres están claramente en favor de continuar con la ley de 2003, o en general con la idea de incluir el factor racial o étnico en la evaluación que hacen las universidades de sus miles de jóvenes que quieren ser admitidos.