Por Carlos Rajo / Columna de Opinión
Cada año se ha vuelto de rigor ponerle atención a la lista de la "Gente Más Poderosa del Mundo" que elabora la revista de negocios Forbes. Aún cuando no se esté de acuerdo con algunos nombres o posiciones en el listado, hay como una fascinación por ver quién está y quién no está, o por saber quién ha subido.
No hay espacio aquí para comentar sobre los 70 que aparecen en la lista o sobre su ubicación. Limitémonos al comentario sobre tres figuras que tienen que ver con Estados Unidos y México: el Presidente Obama, que encabeza la lista de Forbes; y los mexicanos Carlos Slim, supuestamente el hombre más rico del mundo, y Joaquín “el Chapo” Guzmán, nada menos que el todo poderoso jefe del cartel de Sinaloa.
Lo de Obama llama la atención por el hecho de que aparezca en el primer lugar. Es cierto, como señala Forbes, que el mandatario es el líder del país con la economía más grande y dinámica del mundo y que además comanda la más formidable maquinaria militar que haya existido en la historia. El problema con este razonamiento es que ignora el hecho de que Estados Unidos pasa por una crisis económica-financiera de tal magnitud que aún cuando siempre poderoso, no es el mismo de antes.
Véase sino lo que está sucediendo en estos momentos en varios campos de la arena internacional. El Presidente Obama regresa de la llamada Cumbre de los 20 en Francia (las principales 20 economías del mundo) y apenas fue mencionado como un actor central en la resolución de la crisis financiera por la que pasa Europa.
Cuesta imaginarse que hace dos o tres décadas en una reunión de este tipo, cuando el futuro de Europa y en gran medida del sistema financiero internacional estuvieran en juego, el presidente de Estados Unidos iba estar ahí en un rol casi secundario. Hasta la foto oficial mostró a un Obama apenas junto a los demás. Quien estaba en el centro era el Presidente de China. Pura casualidad podrá decir alguien, y quiza sea cierto, pero nadie puede negar la influencia de ese nuevo poder económico.
Y ni hablar por supuesto del poderío militar de Estados Unidos. Un sólo ejemplo: la guerra de Irak ha dejado al país endeudado y con poco apetito por otras aventuras militares. Hay poder, sí, pero relativo o limitado. No es el mismo Estados Unidos de antes. Quizá tenga razón Forbes, pero al menos hay elementos para cuestionar ese primer lugar que ocupa el Presidente de Estados Unidos. Y es que cuesta empatar esta idea del todopoderoso mandatario cuando su misma sociedad tiene más de 15 millones de desempleados.
Sobre el millonario Slim no ha cambiado mucho de los años anteriores (#23, según Forbes). Se le admira y respeta como un astuto empresario e inversionista aunque al mismo tiempo se le cuestiona siempre el carácter monopólico de algunas de sus empresas. La revisión del imperio económico de Slim nunca será completa sino se incluye el que por muchos años –aun ahora según algunos de sus críticos- fue el monopolio de la compañía de teléfonos Telmex. Su riqueza además, ofende a muchos si se tiene en cuenta que da en un país con una de los peores desigualdades sociales en Latinoamérica.
Tampoco ha sorprendido el que vuelva a estar en la lista de poderosos del mundo el famoso “Chapo” Guzmán (#55, según Forbes). Aun cuando en México muchos se molestan porque se le incluya y cuestionan el mecanismo de la revista Forbes para llegar a sus conclusiones, lo cierto es que sería de necios ignorar el poder e influencia del jefe del llamado Cartel de Sinaloa.
Es posible que nadie sepa cuánto dinero en realidad tiene, que lo de Forbes sea apenas un estimado; y que tampoco se pueda determinar con exactitud cuánta gente tiene bajo su mando o la extensión del territorio que controla. Pero lo que si sabemos es que Guzmán es por hoy el más poderoso, el más brutal y el más rico narcotraficante del mundo. No por casualidad, un tipo por ahí del gobierno de USA dijo el otro día que una vez muerto Osama bin Laden, el Chapo Guzmán es el hombre más buscado por Estados Unidos.