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Leo Messi: el mejor nunca fue tan joven

Leonel Messi, mejor jugador y entre los más jóvenes de la historia

Miguel A. Herguedas, El Mundo

Madrid - No había casi espacio en el pasillo del palco, así que la copa pasó de mano en mano y tardó bastante en llegar. Eso sí, cuando la tuvo entre los brazos, ya no se la quitó nadie en las escaleras de Wembley. Para esoLeo Messi es el mejor del mundo, uno de los mejores de la Historia, quizá ya a la altura de ese póker mítico formado por Di Stéfano, Pelé, Cruyff yMaradona. Lo cierto es que por encima de cualquier debate, ninguno de ellos presentaba un palmarés semejante a tan temprana edad.

El próximo 24 de junio, una semana antes de disputar la Copa América con Argentina, Leo cumplirá 24 años. En su poder figuran ya tres Copas de Europa, cinco Ligas, un Mundial de clubes y una Copa del Rey. Un palmarés glorioso al que únicamente se le puede reprochar las frustraciones con su selección. Un historial ganador incomparable, porque con 23 años, Di Stéfano venía de firmar su primera buena campaña en River y Cruyff aún no había levantado la primera Copa de Europa. Por no hablar de Maradona, ganador apenas de una Copa del Rey y una Copa de la Liga con el Barça. De esta nómina, sólo Pelé, con dos Copas del Mundo por entonces, podía presumir de algo similar.

Al margen de otras discusiones, Messi es la referencia del siglo XXI, con varios cuerpos de ventaja sobre su gran antagonista: Cristiano Ronaldo. En Wembley anotó su gol 53 de la temporada, idéntica cifra que el portugués del Madrid. Por tercer año consecutivo, fue el Pichichi de la Champions, con 12 tantos, con lo que iguala un registro en poder deRuud van Nistelrooy desde 2003. Hasta ahora, desde Gerd Müller yJean Pierre Papin, nadie había dominado de ese modo la lista de cañoneros.

Lo había avisado hace dos semanas durante la celebración de la Liga, ante un Nou Camp entregado a la fiesta. "Me guardo las palabras para el día 29". Parecía una excusa para eludir una vez más el incordio de los micrófonos o una advertencia para lo que se avecinaba. Nada parecía importarle su particular maldición en suelo inglés, donde no había marcado en 10 partidos (dos de ellos con Argentina). Quizá por eso nunca celebró con esa rabia, apretando el escudo en el pecho, pateando incluso un micrófono con la garganta rota de gol. 

Ese zurdazo pilló por sorpresa a Van der Sar, superado por el bote de la pelota, como hace dos años en Roma, con aquel cabezazo postrero de Leo. Y aún pudo agrandarse la leyenda 10 minutos más tarde con un taconazo de malabarista que no encontró los palos. O ese regate de dibujos animados ante Nani, preludio del definitivo 3-1 de Villa. Por supuesto, fue elegido mejor futbolista de una final donde recibió seis faltas y recorrió 9.130 metros, casi todos por la zona central.

Cada arrancada era un tormento para Park, Carrick o Giggs. En cada carrera, se marchitaba un poco más la rosa en la pechera de Ferguson. Con 23 años y 11 meses, Messi escribía un capítulo más de su leyenda. Tres años y dos semanas después de perderse la final de París, donde ni siquiera entró en la convocatoria por un problema en un muslo. Ahora, de vuelta al césped de Wembley, aún con la copa en el regazo, ante un centenar de fotógrafos, se disipaban todas las dudas.

Por unos u otros motivos, Zidane, Puskas, Best, Beckenbauer,Eusebio o Platini fueron tan grandes como para entrar en el selecto grupo de los 10 mejores de todos los tiempos. Todos jugaron en grandes equipos y de alguna manera, con su club o selección, marcaron una época. Ahora que Messi les ha superado, sólo le queda la Copa del Mundo con la albiceleste. Con el permiso de España, la de sus compañeros (Xavi, Iniesta, Busquets o Villa), Argentina puede darle el gran éxito universal que merece. Entonces sí, entonces ya no habrá otro como Leo.