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¿Controversia u oportunidad?

La controversia sobre el lugar del nacimiento de Obama impulsaría a republicanos

Columna de opinión

Por Carlos Rajo

Con  la presentación de una copia de su partida de nacimiento y con sus palabras desde la Casa Blanca sobre el tema, el Presidente Obama intenta ponerle fin a la controversia sobre si en efecto nació en territorio de Estados Unidos, en Hawaii para ser más preciso, un día de agosto de  1961.

“No  tenemos tiempo para esta clase de tonterías”, señaló el mandatario mitad en broma y mitad en serio dirigiéndose a un cuerpo de prensa que, por momentos, se ha visto más interesado en la  controversia sobre la partida de nacimiento que en asuntos como la guerra que libra Estados Unidos, el desempleo o la inestabilidad en el Medio Oriente.

La  verdad es que más allá de los buenos deseos de Obama, y de si el tema amerita cobertura periodística, la controversia sobre su  lugar de nacimiento no terminará. Bien sea porque el empresario  multimillonario, y posible candidato republicano a la presidencia, Donald Trump seguirá hablando del mismo -y consiguiendo con cobertura mediática gratuita-, porque los periodistas aman toda controversia sin importar su naturaleza o, simplemente, porque hay gente a la que nada convencerá que Obama nació en Estados Unido. Lo cierto es que eso de que Obama "es diferente" seguirá presente en la discusión pública.

Y  es que este es, quizás, el corazón de la controversia; el que da origen a las dudas sobre si el presidente nació, o no, en los Estados Unidos de Norteamérica. En pocas palabras, que Obama es distinto, no “como nosotros”.

Esta no es la primera vez en la historia del país en los que se rumora sobre si un mandatario nació o no en la nación americana. De Chester Arthur, el  presidente número 21 (gobernó de 1881 a 1885) se decía que  había nacido en Canadá. La acusación, sin embargo, nunca pasó a más.  Arthur era de raza blanca y eso habría sido suficiente para quienes cuestionaban su lugar de nacimiento. O qué decir del senador John McCain, quien nació en la estación Naval Coco Solo en el Canal de Panamá y lo cual no le impidió su nominación a la candidatura por el partido republicano en las elecciones presidenciales de 2008.

Pero  bien, lo que más llama la atención de este tema de Obama, Hawaii y demás, es que cómo es posible que en Estados Unidos, nada menos que la  nación más poderosa del planeta, en donde hay otros temas más importantes a debatir como la crisis económica, la solvencia del gobierno, el sistema de salud y el precio de la gasolina, el presidente deba dedicar parte de su tiempo a demostrar que él nació en los Estados Unidos. ¿Acaso no es suficiente conque haya sido jurado a la presidencia de Estaods Unidos por el jefe de la Corte Suprema de la nación?. Aún peor, que parte de la discusión pública se consuma en algo que, al no ser cierto, se convierta en irrelevante para la vida de aquellos que necesitan una economía más estable y respuestas a problemas más urgentes.

Alguien  ha dicho por ahí que el discurso de Obama tiene que ver con política. Que lo dijo para apaciguar a sus críticos de cara a la elección del  próximo año. Quizá sea cierto, pero esto no borra los sin sentidos de este debate. Sea por política o lo que sea, el país tiene otras cosas más importantes que discutir. Y sí, Obama es diferente. Y es que el país  ha cambiado. Este es un Estados Unidos distinto a ese país con el que sueñan los cuatro o cinco republicanos de cada diez que, según las encuestas, siguen creyendo que Obama no nació en Estados Unidos.