Columna de opinión
Por Carlos Rajo
El Presidente Obama no tira la toalla en el tema de inmigración. El martes en la tarde el mandatario reunió a varios miembros de su gobierno quienes junto a un selecto grupo de personalidades del mundo de la política, de los negocios y de organizaciones pro inmigrantes hablaron precisamente sobre inmigración.
La idea del presidente es generar “ruido” o momento político en el tema de inmigración.
El problema es que la reunión, no obstante los pesos pesados que asistieron, no contó con un sector clave en cualquier escenario de reforma migratoria: los congresistas republicanos. Estos son los que controlan la Cámara Baja en el Congreso y sin ellos es literalmente imposible pasar una reforma migratoria.
Y como se sabe, para estos congresistas republicanos la frase reforma migratoria implica “amnistía” y en consecuencia están opuestos por principio.
La verdad que es como un callejón sin salida para la Casa Blanca. Por mas que el presidente quiera o haga, sin el apoyo de los republicanos en el Congreso nada avanzará en el tema migratorio.
La reunión con su gabinete, otros asesores y figuras de la talla del alcalde de New York, Michael Bloomberg, el activista Al Sharpton y el ex gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, fue importante y sin duda que dará de que hablar. Es el tipo de acciones que el Presidente necesita para mantener el tema en la discusión pública.
Pero de nuevo, la reunión no es suficiente o no consigue nada en términos prácticos en tanto no se logre convencer a los congresistas republicanos de que al menos vean con otros ojos el tema de inmigración.
Parte de la razón por la cual se invitó a la reunión a varios empresarios o altos ejecutivos es porque una de las maneras como la Administración Obama intenta “vender” el tema de la reforma migratoria es hablando de la necesidad no sólo de que se regularice la situación de los millones de indocumentados que se encuentran en el país sino también que se facilite la traída al país de inmigrantes calificados.
Se alaba la iniciativa de la Casa Blanca. Queda claro que hay deseos de avanzar en el tema de la reforma migratoria. El problema es que el Presidente tiene las manos atadas. Son únicamente los republicanos en el Congreso (en ambas Cámaras) los que pueden hacer que algo cambie. Por el momento no parece que tal escenario sea factible. Es frustrante sí, pero es la realidad política que vivimos.