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Esclavas sexuales, obligadas a tener sexo hasta 40 veces al día.

Esclavas sexuales de su novio

Por: Sandra Lilley

NBC News

Cuando los agentes de inmigración que combaten el tráfico de humanos llegaron a una casa en un vecindario tranquilo de Atlanta, lo que encontraron los estremeció.  En cuartos fríos que parecido a armarios de 6 a 8 pies, mujeres y menores eran forzados a tener sexo con 30 y hasta más de 40 hombres por día.  Las víctimas eran golpeadas regularmente.  No podían salir y no podían hacer contacto con nadie sin pedir permiso.  En otras palabras, eran esclavas.  

(Para ver el reportaje y otras entrevistas en inglés, haga click aquí)

Los agentes, buscando entre la mugre, los condones usados y los colchones manchados, encontraron unas libretas. 

Las carátulas de las libretas eran de las princesas de Disney – Blanca Nieves, La Bella Durmiente y Cenicienta - símbolos de sueños rotos y la pérdida tan cruel de la inocencia de estas inmigrantes latinas.  

La primera pregunta del periodista: ¿Quién hizo esto?

“Es tu primer amor, tu primer novio, tú quieres hacer una vida con una persona que te va a tratar bien, pero no sucedió así,” dijo Fernanda, quien como las otras víctimas citadas en este artículo no quiso usar su nombre verdadero.  Ese “primer amor” la llevó a cruzar la frontera, donde ella terminó como su esclava, víctima del trafico sexual.

Fernanda fue una de las 10 mujeres y niñas que testificaron en contra de Amador Cortes-Mesa, un mexicano de 36 años sentenciado el Jueves pasado en Atlanta a 40 años en una cárcel federal por tráfico sexual y tráfico de humanos, entre otros cargos violentos.   Cuatro de las víctimas eran menores.  Una tenía solamente catorce años.

“Él me dijo que se iba a casar conmigo, me dijo que me iba a llevar a los Estados Unidos para que yo pudiera trabajar en un restaurante o cuidar a niños,” añadió Fernanda.  “Pero eso nunca ocurrió.”

Engañando a las inocentes hacia la esclavitud 

“Cortes-Mesa comenzaba la operación en México, dónde él salía con las muchachas, les decía que quería ser su novio.  En muchos casos él era su  primer novio; ellas no habían tenido experiencias sexuales,” afirmó Susan Coppedge, la (Assistant US Attorney)  en el juicio contra Cortes-Mesa y otros de sus familiares.

“Una víctima testificó que ella ni sabía lo que era la prostitución hasta que conoció a Cortes-Mesa,” añadió Coppedge.  “Él les robaba de sus derechos civiles – es una esclavitud moderna.”

Cristina, de 29 años, tenía 24 cuando Cortes-Mesa le prometió matrimonio y una vida mejor en los Estados Unidos.  Pero una vez aquí, fue forzada a la prostitución y recibía golpizas frecuentemente propinadas por Cortes-Mesa.

“Yo tengo cicatrices en mis brazos y mis piernas, las cicatrices no duelen pero no se me van a ir nunca,” dijo Cristina, oriunda de una zona campestre en México dónde su familia sobrevive cultivando maíz y frijoles.  “Las golpizas en la cabeza todavía duelen, y las siento cuando hace calor y cuando hace frío.”

Días – y años – en el infierno   

“Yo era el tipo de persona que me agachaba, yo ni contestaba cuando alguien me hablaba,” recordaba Cristina esos días de horror.

Las mujeres eran transportadas a burdeles distintos para evitar que fueran detectadas.  Las mujeres nunca estaban solas.

“Yo nunca podía hablar con mi mamá, siempre le tenia que decir a mi mama que todo estaba bien,” relató una víctima en la corte.  “Él (Cortes-Mesa) me pegaba en la panza si yo decía algo a mi mamá.”

“Él nos metía los condones en la cartera, y él contaba el número de hombres con quien teníamos que tener sexo- 25, 35, o 40.”

Las mujeres añadieron que Cortes-Mesa nunca trabajaba.  Él se pasaba los días jugando barajas.

Traficando menores

Cortes-Mesa no se limitaba a mujeres con edad para casarse.  Uno de los aspectos mas sórdidos del trafico de humanos es el gran número de menores esclavos en prostíbulos de traficantes

“Yo perdí los años más importantes de mi vida,” relató amargamente una joven, quien tenía quince años cuando Cortes-Mesa la engatusó.

Años después, la joven todavía está sufriendo del trauma de su abuso durante sus años de esclavitud.  “Yo no confío en nadie.  Ya yo no creo en nadie.  Mi personalidad no es la misma,” dijo la joven, quien habló durante la sentencia de Cortes-Mesa.

“Ellos (los traficantes) han creado una máquina muy bien engrasada que está “procesando” mujeres y niños como si fuese una línea de montaje,” afirmo Bradley Myles, Director Ejecutivo del proyecto Polaris, una organización sin fines de lucro creada para combatir el tráfico de personas y ayudar a las víctimas.       

Ex-Víctimas: Latinos deben estar alerta   

Tras la sentencia de Cortes-Mesa, las mujeres entrevistadas no buscaban  venganza.  “Cuando lo vi en la corte, no es como que yo quería hacerle daño con mis propias manos.  Estoy aquí porque quiero justicia.”

Pero las mujeres le advirtieron a la comunidad inmigrante a no caer en la red de mentiras usadas por los traficantes de seres humanos.

“Yo les digo a mi país, a México, y también aquí en Estados Unidos, que hay que tener cuidado con quien uno se junta y hay que educar a nuestros hijos a que no hablen o se vayan con cualquier persona,” declaro una de las víctimas  “Si alguien dice que los puede ayudar a venir a Estados Unidos, no confíen en ellos.”

Fernanda añadió, “Le recomiendo a las muchachas que conozcan bien a su novio o a su pareja primero, porque estos tipos de hombres quieren explotar a la mujer para que la mujer lo mantenga a él.”

Sobreviviendo tras la esclavitud

Con la ayuda de los grupos de derechos humanos locales y de las agencias federales que las rescataron, las víctimas de Cortes-Mesa están saliendo adelante.  Una mujer trabaja en el sector de hotelería y otra en una procesadora de alimentos. 

Y estas sobrevivientes sienten agrado por las cosas más pequeñas. “Ahora puedo hablar con mi familia cuantas veces yo quiera.”

Angélica, quien también fue rescatada del prostíbulo de Cortes-Mesa,  relató su estado de ánimo: “Pasé lo duro pero más vale tarde que nunca.  Empezar otra vida mejor, con diferentes trabajos, y salir para adelante y echar ganas,  y estudiar si Dios quiere.”  Añadió Angélica,  “No porque él me haya hecho todas las cosas no voy a superarme.  Tengo que superarme en la vida.”

“Terminando todo tal vez yo me decida a regresar a mi país,” afirmo Cristina.  “Como le dije al juez en la corte, yo estaba esperando a ver que iba a pasar.  Yo quería estar segura que se hiciera justicia.”

Después que el juez condenó a Cortes-Mesa, las sobrevivientes abrazaron a los agentes de inmigración y a los fiscales y salieron de la corte.

Salieron en busca de algo mejor, intentando dejar atrás lo que fue descrito por los fiscales como lo “inimaginable.”