El mundo de la moda nos ha mostrado por muchos años un ideal de cuerpo perfecto que pareciera inalcanzable, pero esta modelo está tratando de demostrar que no hay un solo tipo de perfección, sino que la belleza puede tener muchas formas.
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Shaholly Ayers es una joven hawaiana que nació sin su brazo derecho. Desde muy pequeña Ayers tuvo que enfrentar las burlas y las críticas en su escuela y en el vecindario.
"La gente acostumbraba a decirme '¡Oh! serías muy bonita si tuvieras tus dos brazos'", confesó la modelo a la revista People. Y agregó, "Todos se enfocaban en el hecho de que me hacía falta uno".
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Sin embargo, ella no creía que la ausencia de su brazo realmente fuera una discapacidad o un obstáculo para llevar una vida normal.
"Parecía que era algo muy importante para todos. Y comencé a pensar en que si el hecho de que todos pensaban que algo estaba mal conmigo eso me haría una mala persona. Creo que eso fue lo que me hizo comenzar a pensar en cómo podría cambiar la forma en la que la gente me veía", dijo.
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Así que decidió que haría todo lo posible por convertirse en modelo y demostrarle al mundo que ella era perfecta, sin importar lo que los demás creyeran.
Su trayectoria no fue fácil, pues muchas agencias locales y tiendas de ropa le negaron la posibilidad de modelar para ellos. "Ellos me decían, 'No hay forma de que puedas hacer esto, no tienes tus dos brazos'", relató Shaholly.
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Pero, a pesar de todas las barreras que se encontró en su camino, continuó buscando la manera de abrirse paso. Y así, durante varios años tuvo que enfrentarse a negativas y puertas cerradas. Hasta que, en 2014, la marca de ropa Nordstrom, la llamó para ser parte de su catálogo de aniversario.
Desde entonces, Ayers fue forjando su carrera como modelo e incluso participó en las pasarelas de la Semana de la Moda de Nueva York.
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"Lo que más me gusta de mi trabajo es educar a la gente", afirmó a People.
Además, de acuerdo con Women's Health, su prótesis de brazo se ha convertido en su arma contra los prejuicios, pues adora posar con ella y mostrarle al mundo que se puede ser hermosa sin importar su apariencia.
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