El 3 de julio Jordan DeRosier compartió en su muro de Facebook una triste publicación en la que informaba que su hijo Sloan, de apenas siete meses de edad, había muerto en su cuna, ahogado con una de sus mantas. Y ahora, explica cómo es haber perdido a un bebé que parecía tener toda la vida por delante.
Y fue también ella quien al día siguiente se asomó en la cuna del bebé, y lo encontró con la manta enredada en su cabeza, el cuerpo frío, la piel morada y los labios azules.
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En esa primera publicación, la madre explicó que compartía la historia de su pequeño para alertar a otros padres sobre los riesgos que existían al dejar a los bebés con demasiadas cobijas, y agregó que esperaba que la vida de su hijo pudiera salvar a muchos bebés más.
Sin embargo, ahora ha publicado un segundo post en el que confiesa lo terrible que ha sido todo esto para ella.
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"Los últimos días han sido muy difíciles para mí, las visitas cada vez son menos y los periodos de tiempo en los que nos quedamos solos con nuestros pensamientos son más largos (...) Daría todo por poder tener a mi bebé de vuelta, mi cuerpo entero me duele por la ausencia de Sloan", escribió Jordan.
Y agregó que en los últimos días su dolor ha ido en aumento por los mensajes hirientes que otros padres le han dedicado, y las críticas que ha recibido por el accidente. "Sé que por cada mensaje hiriente hay 50 que me dan consuelo, pero soy humana y mi corazón está muy frágil ahora", continuó diciendo DeRosier.
"Aún está tan fresco que cuando cierro los ojos lo único que puedo ver es a él... recostado ahí. Todo en lo que puedo pensar es en cómo lo encontré, y esas imágenes incluso han reemplazado a los buenos recuerdos", afirmó.
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Además, dijo a la revista que se siente culpable de la muerte de su hijo y que cada día piensa en todo lo que pudo haber hecho para salvar al pequeño.
Jordan también confesó que lo más difícil para ella, y para su familia, es aceptar que un niño sano como era Sloan haya podido perder la vida de repente.
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"Él era como un sueño, siempre estaba sonriendo. Además, era muy avanzado ya casi podía mantenerse de pie por sí mismo y dar sus primeros pasos, había estado gateando desde hace algunos meses y ya se podía sentar y parar sin ayuda", dijo DeRosier.
Y puntualizó que eso fue precisamente lo que la convenció de compartir con los demás la muerte de su pequeño pues, aunque aparentemente ya tenía la edad suficiente para dormir solo y zafarse de sus cobijas, un accidente así puede pasarle a cualquiera, por lo que los padres necesitan poner más atención.
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