Las mascarillas negras han ganado gran popularidad entre el público femenino durante los últimos años, pero sus beneficios no valen la pena en comparación con las graves consecuencias que pueden traer a tu cutis.
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La famosa mascarilla de origen asiático promete eliminar las impurezas del rostro y otras partes del cuerpo, en especial los puntos negros, ya que limpia a profundidad la piel.
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La mascarilla se adhiere perfectamente a la piel, por lo que retirarla suele ser un proceso muy doloroso. Además, las señales de que no ha funcionado eficazmente son ardor y picazón en conjunto con un dolor intenso en la zona en la que fue aplicada.
Las consecuencias que llegan a presentarse después de utilizar la mascarilla son: quemaduras, ampollas, protuberancias y descamación de la piel.
En el 2016 la maquillista profesional, Cachet Raynor, probó la mascarilla y compartió la experiencia con sus seguidores. “Nunca haré esto nuevamente”, escribió en un tweet.
Si ya la has usado y ha dejado marcas visibles en tu cara, en Elle mencionan que estas quizá desaparecerán en dos o tres semanas, pero debes ser muy cuidadosa y no aplicar ningún otro producto cosmético en tu piel. Por otra parte también podrían causar una infección cutánea bacteriana. En cualquiera de los casos es mejor que si notas algo raro, desde el inicio acudas a un dermatólogo.
Y claro, la única forma de prevenir cualquier síntoma o consecuencia es desertar de su uso, aunque parezca que sus beneficios pueden ser maravillosos.
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