Por Ragen Chastain
Lacey Wildd recaudó $23,000 a través de sus fans en internet para aumentar su busto de una copa LLL a una Q. Sus senos pesan actualmente 21 libras y requieren un sostén implantado dentro de su cuerpo para sostenerlos, los nuevos pesarán 42 libras.
La mujer afirma que no quiere fama, creció pobre y lo que desea es darles a sus hijos una mejor calidad de vida.
Justin Jedlica tiene 32 años y 90 cirugías plásticas para parecerse a Ken, el novio de Barbie. Entre gastos quirúrgicos acumula $100.000 y tiene en su cuerpo una cantidad de silicona que puede afectar su vida, según los médicos. “Me encantan mis metamorfosis y mientras más rara la cirugía, mejor”, afirmó Jedlica.
Nuestra cultura está fascinada con esto, sean artículos, videos o shows como “The Swan”. Queremos saber qué tan grandes van a ser sus pechos, qué cirugía viene después y cómo se sentirá al verse en el espejo transformada la persona.
Pienso que la pregunta es ¿qué le está pasando a la sociedad? Esto es el resultado de una sociedad que cree que si tienes senos más grandes puedes ganar más dinero en tu trabajo, y peor aún, que le están ayudando a pagar por una cirugía que pone en riesgo su vida. Es el fruto de una sociedad que cree que la belleza es ser como una muñeca(o) de plástico y hace lo posible por luchar contra el envejecimiento.
El problema es una sociedad obsesionada con la juventud y con un estereotipo de belleza. Lacey y Justin son productos de una cultura, pero es la cultura y no sus productos, la que necesita ser examinada y criticada.
¿Estás de acuerdo? ¿La sociedad es culpable de estos casos? Opina aquí.