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Por qué debes lavar las frutas antes de pelarlas, pero no las carnes y los huevos

Lavar las frutas, aunque vayas a pelarlas, ayuda a eliminar bacterias. En cambio, no sucede lo mismo con la carne, el pollo y los huevos. Entérate.

Es una regla de higiene conocida: debes lavar las frutas y las verduras antes de comerlas, no importa si vas a pelarlas o no. Pero, ¿por qué? ¿Esto vale para todos los alimentos? ¿Hay que lavar las carnes o los huevos también? Te lo contamos.

Frutas y vegetales: hay que lavarlos

Así es, incluso si vas a pelarlos. Es importante lavarlos primero, porque las bacterias pueden viajar desde el exterior hacia el interior cuando los cortas o los pelas, explica el sitio Food Safety.

Este es el método correcto para hacerlo, según el portal:

1. Corta las partes dañadas y magulladas.

2. Enjuaga bajo el agua corriente. No uses jabón, detergente ni otros productos.

3. Si la piel es gruesa, utiliza un cepillo.

4. Sécalos con una toalla de papel o de tela, limpia.

Qué hacer con las carnes

No se recomienda lavar la carne de ningún animal. ¿Por qué? Las bacterias de la carne cruda y los jugos de las aves de corral pueden esparcirse a otros alimentos, utensilios y superficies. Esto se llama contaminación cruzada, explica el sitio del Departamento de Agricultura de EEUU.

Algunas bacterias están tan “aferradas” que no podrás eliminarlas, sin importar cuántas veces laves la carne. La única manera de hacerlo es cocinarla bien, a una temperatura interna de 145° F (63° C).

¿Y los huevos?

No hace falta lavarlos, ya que esto se hace durante el proceso de comercialización. Si lo haces, podrías aumentar el riesgo de contaminación cruzada, avisa Food Safety.

Cómo evitar la contaminación cruzada

Es importante lavarse las manos luego de manipular carne cruda, aunque solo hayas tocado el envase, indica el Departamento de Agricultura de EEUU.

Además, lávate con agua tibia y jabón durante 20 segundos luego de:

- Manipular alimentos.

- Ir al baño.

- Cambiar pañales.

- Atender a una persona enferma.

- Limpiarte la nariz, estornudar o toser.

- Jugar con mascotas.

Ahora ya sabes qué alimentos lavar y cómo manejarlos. De esta manera, podrás cuidar tu salud, y la de toda tu familia, al cocinar.

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