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¿Por qué es tan molesto raspar las uñas contra el pizarrón?

Los escalofríos que recorren nuestro cuerpo ante los sonidos irritantes de las uñas contra un pizarrón, tendrían una explicación. ¡Entérate!

Si alguna vez has escrito en un pizarrón, puede que hayas sentido esa molesta sensación de escalofríos que atraviesa el cuerpo, al raspar una uña contra su superficie. Y podría repetirse con otros sonidos irritantes… ¿A qué se debe? ¡Te lo contamos! 

Chirriar de las uñas: su efecto en el cuerpo

El grima, como se llama a la fastidiosa sensación que ocurre ante sonidos irritantes como el raspar de las uñas contra un pizarrón o al rozar el filo de un cuchillo contra un plato de metal, podría ser una emoción separada del disgusto. Así lo evidencia un estudio español publicado en febrero en la revista Frontiers in Psychology.

“Desde que tengo memoria, he tenido problemas para tocar la goma espuma. Cada vez que tengo que hacerlo, en un paquete, por ejemplo, tengo que pedirle a alguien que lo haga por mí”, contó a NewScientist, Inge Schweiger Gallo, coautora del estudio mencionado. ¡Y no es la única! Como ella, son muchos los que experimentan el grima, al tocar u oír ciertas cosas. Pero, ¿a qué se debe?

La ciencia detrás del grima

Aunque todavía se desconoce con certeza las razones que lo generan, una investigación liderada por el profesor Michael Oehler, de la Universidad Macromedia de Ciencias Aplicadas en Alemania, afirma que estos sonidos molestos, como el de raspar de las uñas contra el pizarrón, tienen la misma frecuencia que el llanto de un bebé o un grito humano, recopila el sitio LiveScience. Es decir, que estarían asociados a los mecanismos de supervivencia.

Lo más llamativo: este estudio reveló que, al escuchar estos sonidos, se modificaría la conductividad de la piel, demostrando que, físicamente, nos harían experimentar estrés.

En este sentido, las frecuencias a las que el nuestro oído sería más sensible, no estarían entre las más intensas o suaves, sino en las intermedias, entre los 2 mil y 4 mil Hertz.

¿Qué significa esto? Que la forma del canal auditivo humano habría evolucionado para amplificar ciertas frecuencias, claves para la comunicación y la supervivencia. Así, la sensación “dolorosa” que experimentamos, sería tan solo ¡un efecto secundario de ello!, según Oehler.

Interesante, ¿no?

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