La pregunta “¿Qué pasaría si..?” podría ser inevitable en personas que lograron superar una enfermedad tan devastadora como el cáncer. Sin embargo, entre los beneficios de la meditación, podrían encontrar una forma de desterrarla de sus mentes. Conoce más.
El poder curativo del mindfulness
¿Qué es esta disciplina y cómo puede ayudar a alguien que sobrevivió al cáncer? Por empezar, el mindfulness tiene que ver con tener una conciencia plena de uno y del presente, dejando ir ideas preconcebidas y prejuicios. Este tipo de meditación, ¡se ha practicado por más de 2,500 años!
Se basa en el budismo, pero no es que debas practicar esta religión para meditar así, tal como explica la consejera psicológica y fundadora de una institución que fomenta esta disciplina, Micki Fine, en el sitio de la fundación para sobrevivientes de esta enfermedad, Cancer Forward.
Al parecer, este “concentrarse en el momento presente” tendría beneficios para los sobrevivientes del cáncer, como:
- Mejoras en las funciones psicológicas
- Reducción de los síntomas del estrés
- Mejoras en la forma de hacerle frente a la enfermedad.
Y es que, sería precisamente con la quietud que aparece en la meditación de conciencia plena, que se fomenta una relajación física profunda. Y en este estado, dejaríamos de estresarnos por descubrir la respuesta a la atemorizante pregunta “¿Qué pasaría si…?”, señala la experta.
Además de ello, un estudio publicado en 2014 en la revista científica Cancer, encontró que tanto la meditación como las terapias de grupo podían reducir la angustia y elevar los niveles de cortisol en las pacientes que habían sobrevivido al cáncer.
Cómo meditar
Si eres una novata en el tema, apunta los consejos que brindó el experto Dan Harris, autor de un best seller titulado ‘10% Happier’, basado en sus investigaciones y experiencia personal, en el sitio de Cancer Forward:
Siéntate cómoda (no es necesario adoptar la típica pose con las piernas cruzadas, salvo que quieras hacerlo así). Puedes sentarte en una silla (o acostarte, aunque en ese caso puede que te duermas). Cualquiera sea la posición que adoptes, coloca tu columna derecha, pero sin tensión.
Siente tu respiración. Elige un sitio: la nariz, la barriga o el pecho para concentrar tu atención. Intenta sentir cómo el aire entra y sale de ti.
Vuelve a respirar. Y este es el punto clave: cada vez que te “pierdas” en tus pensamientos (algo que te sucederá a menudo) regresa delicadamente y sin juzgarte a la respiración.
Y como el 5 de junio es el Día Nacional de los Sobrevivientes de Cáncer en los Estados Unidos, ¿qué tal dedicarle unos minutos para intentar esta práctica?
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